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Una noche de un día así, significaba tener la sala de urgencias hasta arriba. Era común tener accidentes variados durante esas jornadas. 

La sala era un desastre. Wonwoo se paseaba y hablaba con pacientes. 

Jeon era un doctor ya residente de segundo año, especializándose en cirugía, aunque también cubría turnos en emergenciología, rotando en ambos cuando encontraba el tiempo. Un doctor de veinte y seis años que ya tenía cierta carrera y experiencia en la área. 

Así que ahí estaba, haciendo de las suyas en la sala de emergencias. 

Estaba suturando a un anciano, quien tenía una laceración en el brazo por golpearse con una reja mientras caminaba en la nieve. Le hablaba para mantenerlo tranquilo, explicando el procedimiento. 
Era tarde, Wonwoo ya había tenido un largo viaje fuera de la ciudad, ahora cubrir un turno era algo difícil de creer. Su concentración no se veía alterada, pero sabía que su cuerpo se sentía pesado. 
Cuando terminó con el anciano, se ocupó de más cosas mínimas como suturas, pequeñas heridas, resfriados, y pequeños golpes en diferentes pacientes. Debido a la hora, también llegaban borrachos con heridas, entre otros. 

Hasta que claro, los llamados de paramédicos con accidentes automovilísticos se aproximaban.

Primero llegó un padre con una niña, la cuál estaba casi en perfecto estado, ilesa. Su padre no podía decir lo mismo. 
Wonwoo dirigió la sala de trauma, hasta que lograron estabilizar al señor recién llegado. Su bata estaba manchada con sangre cuando fue derivado a cirugía. Alguien más se haría cargo de ese paciente. Wonwoo suspiró cuando vio la sala vacía, el suelo manchado al igual que sus guantes y bata. Todo llevaba sangre en ello. 

Botó los desechos biológicos, y fue a buscar a la niña que sufrió el accidente. Seungcheol se estaba haciendo cargo de la menor.

—¿Y te gusta el volleyball?—Dijo Seungcheol mientras la intentaba distraer, en un intento de inyectar la anestesia cerca de la herida en su pierna y brazo. 

—Ujúm. ¿Mi papá estará bien?—Wonwoo oyó esto, y se acercó hasta la niña, apoyándose en uno de los costados de la camilla donde había una barrera de seguridad útil para mover la cama. 

—Está en cirugía, pero él estará bien. ¿Qué tal si te abrigamos y te damos algo de comer?—Dijo Jeon con una amplia sonrisa, en un intento de aliviar la preocupación de la niña. 

—¿Puede ser un sandwich de atún? 

—Claro. Iré a la cafetería. ¿Seungcheol?—Llamó el nombre de su compañero, era extraño llamarlo por su nombre, su apellido sonaba más profesional.

—Dame un café.

—Entendido.—Asintió Wonwoo antes de darle una caricia en el cabello de la niña y apartarse prometiendo que le llevaría algo de comer. 

Fue a la cafetería, un poco cansado. Bostezaba casualmente, y pensaba en lo que había hecho ese día. Estaba preocupado por su vehículo, por cubrir sus turnos en cirugía, sus rondas. Muchas cosas pasaban por su cerebro. ¿Acaso le preguntó algo más a Mingyu? 

Recibió las órdenes. El sandwich, el café para Seungcheol y otro para él, debido a que tenía que aguantar hasta al menos las ocho de la mañana para poder irse a casa. 
Suspiró y volvió a la sala de emergencias, donde vio a la niña con su madre a un lado. 
Le entregó el sandwich a la niña, y el café a Seungcheol, quien le comunicaba a su madre qué es lo que había pasado, y las instrucciones de la herida de la niña.

—Sólo son unos pocos puntos, manténgalo seco y le recetaremos antibióticos. No sabemos cuanto tiempo pasó expuestos a la tormenta de nieve. ¿Alguna duda, Sra. Park?—El pediatra le sonrió a la mujer, quien simplemente negó y le agradeció que cuidara a su pequeña niña. 

For the first time.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora