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Mingyu estaba encerrado en la casa de sus padres.
Cautivo y esperanzado en pronto volver a su propio hogar y hacerse cargo de su propio hijo. Los dolores disminuían crecientemente, y aunque era incómodo bañarse, al menos tenía a su madre que lo cuidara como si tuviese cinco años otra vez.
Se sentía inútil y desesperanzado, las semanas pasaron lentas, hasta que la extracción de puntos y su cita con el doctor que lo había salvado, había llegado.

Había llegado al hospital gracias a su padre, quien lo dejó y tan pronto como había llegado se fue a la cafetería.
Mingyu fue hasta la sala que le habían indicado en su cita del doctor, y acostado y con su celular lleno de jueguitos, pasó el tiempo rápidamente.

Luego de una hora, la cortina de aquella sala pequeña se había abierto, un doctor apuesto y con un par de guantes en sus manos estaba mirándolo, apenas dio un vistazo se dio cuenta de que no era Jeon Wonwoo. El doctor lo examinó de pies a cabeza con los ojos y suspiro pesado.

—¡Wonwoo, este es tu paciente, me equivoque de cortinas!—El doctor era de cabellos negros y labios abultados. En su bata tenía un bordado de cerezas y un león. ¿Por qué? Luego leyó su tarjeta, y vio que era un médico pediatra. Eso le hizo más sentido al paciente recostado en la camilla.

—¡Ya me di cuenta! Hazme caso la próxima vez. Tu paciente está en la cortina cuatro.—Y ahí estaba, Jeon Wonwoo entrando a su cortina en aquella ocupada sala de emergencias.—Lo siento, el doctor Choi es más testarudo de lo que me gustaría.

—Se veía simpático.

—Bueno, las enfermeras mueren por el, y además es pediatra o sea, bueno con los niños. Simpático queda un poquito corto.—Hablaba mientras se colocaba los guantes de látex. Vio a Mingyu, y suspiro un poco, como si fuese un amigo viejo que no había visto hace treinta años.

—Es bastante guapo, no veo por qué no morirían por él.

—Sí, supongo, no es mi tipo de hombre.

—¿Eres gay?

—Bi. Pero ya sabes.—Se encogió de hombros, ninguno de los dos estaba sorprendido por la confesión, pero Mingyu pensó algo tan alocado que se removió en la camilla como si fuese un caracol revolcándose en sal.

« En ese caso, le gustan los hombres. ¿Saldría con un tipo como Seungcheol? ¿Y por que me importa tanto? »

Miró a Wonwoo. Había agarrado utensilios que desconocía, y prontamente le quito el parche que tenía en la frente para proceder con la extracción. Un poco asustado, hizo la pregunta rápidamente.

—¿Esto duele? Nunca me han puesto puntos.

—Solo sentirás tirones. Son como pellizcos.—Wonwoo se encogió de hombros y echó hacia atrás los sedosos cabellos de su paciente. Sonrió al notar que estaba limpio, como recién bañado.

Le retiró los puntos, y pidió perdón cuando notaba que los tirones eran más de lo que le gustaría. Sin embargo, Mingyu no se inmutaba y se concentraba en las cortinas que lo rodeaban en vez del dolor o los pequeños tirones.
No eran muchos puntos, así que el doctor Jeon había terminado no mucho tiempo después.

—Listo. No expongas la herida al sol, intenta colocarte crema, y las otras heridas no tienen puntos, pero igualmente haz todo lo que te dije. Es todo. Nos vemos en...

—¿Una semana más?

Wonwoo dudó un poco. Aquel momento fue muy corto y daría el mundo para poder hablar unos momentos más con el paciente y seguir compartiendo experiencias de sus profesiones. Mas, debía ser profesional al respecto.

For the first time.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora