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Decir y hacer eran cosas completamente distintas. 

Y Wonwoo se odió a sí mismo por haber dado la idea de visitar a los padres de Mingyu y resolver todos los asuntos pendientes que tenían, todas las incógnitas. 

—¡Tú diste la idea!—Exclamó Kim, mientras arreglaba su camisa frente al espejo del baño. Jeon se cepillaba los dientes a un lado suyo, e intentaba no rebasar las comisuras de sus labios con la pasta de dientes que burbujeaba.

—Lo sé.—Dijo casi sin modular, cosa que fue difícil de entender para el más alto que salía del baño. El mayor escupió en el lavamanos y rápidamente se enjuagó. Luego siguió a su novio hasta la habitación nuevamente. 

—¿Y ahora te acobardas? 

—Dijiste que a ellos no les gustaba Sunhi, y estuvieron un poco desconfiados con Bohyun. ¿Qué queda de mi ahora que van a ver que su hijo sale con un hombre?—Wonwoo exclamó, con la voz temblando y el rostro afligido. 

Kim no supo que responder. Después de todo aquel hombre tan apuesto que era su novio tenía razón. ¿Cómo estaba tan seguro de que sus padres no harían lo mismo que las anteriores dos veces? Nada estaba asegurado. Y ahora toda esa cena parecía ser un grave error, un plan que en verdad no estaba demasiado bien pensado. 

El impulso de hacer conocer su relación era más pesado que sus consecuencias. 

—No querían a Sunhi porque demasiado tranquila, y no querían a Bohyun porque pensaron que era muy pronto para nosotros. Es decir... Ambos éramos muy jóvenes cuando supimos que estaba embarazada. Y nada resultó acorde a los planes.—Kim suspiró, dejando caer sus brazos en sus piernas como signo de rendición.—Lo siento, no quiero poner ese tipo de presión en ti también.

—Yo quería hacerlo en un principio. Y aunque me aterra pensar en que me van a detestar, vale la pena que lo sepan.—Wonwoo suspiró y acomodó la camiseta que llevaba.—¿Debería llevar camisa como tú? 

—No, Bohyun las desabrocha.—Rió un poco divertido el moreno, en un intento de disipar la mala vibra que despedían por la tensión.

—Buen punto.—Susurró conforme con una curva en sus comisuras, mirando su vestuario, logrando sentirse al menos conforme con él.—Oh, les compré un regalo a tus padres. 

—Wonnie... No era necesario. 

—Hombre, si no me quieren al menos lo compenso con un regalo pequeño. 

—¿Los vas a comprar?—Preguntó el más alto a punto de estallar en carcajadas. 

—A ver, a situaciones desesperadas, medidas desesperadas.—Se encogió de hombros el mayor, buscando una de las bolsas que había traído aquel viernes que se había quedado en casa del moreno, para variar. 

—Amor. 

Jeon parecía demasiado concentrado buscando los pequeños presentes que había llevado. 

—Wonnie, amor, cielo, príncipe, oye.—Dijo cada mote rápidamente, exasperado por llamar la atención de su pareja, cosa que consiguió.

—Hey, bonitos apodos.—Afirmó con una risita.—¿Qué sucede? 

—No es el fin del mundo si no te quieren demasiado, o si son un poco desobedientes con entender mi felicidad... Tú y Bohyun son mi prioridad, lo sabes, ¿Verdad? 

Jeon cedió un poco, sosteniendo los regalos, viéndolos entre sus dos manos. Los dejó sobre la cama y se cruzó de brazos. Kim se acercó y abrazó por la cintura a su pareja, quien no se inmutaba ante la presencia cercana del otro, pero sí lograba recaer un poco de su peso en el. Como un intento de poder simplemente estar un poco más cerca de lo que en realidad se podían permitir.

For the first time.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora