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Era viernes. Mingyu estaba ansiando este día. 

No era cualquier día, era viernes, lo que significaba que podía pasar más tiempo con Bohyun, y quizá visitar el hospital para comer algo con Wonwoo. Despertó amargamente por los quejidos de Bohyun. Podía escucharlo en la cuna gritando la única palabra que no era un monosílabo.

—¡Papa!—El niño estaba intentando salir de la cuna en lo que su padre se levantaba e iba a buscarlo. En una de sus manos, llevaba el famoso panda de peluche que ya a esas alturas en vez de ser blanco con negro era gris con negro. Mingyu lo levantó para poder hacerle de comer.

Ambos fueron hasta la sala del comedor. Mingyu lo colocó en la sillita y le preparó la fórmula y unos pocos cereales con manzana picada. El niño estaba encantado mientras comía con las manos. Mingyu comía a su lado, supervisando que no estuviese haciendo desastres con la comida o la ropa y las manchas. Le sonreía, y el niño intentaba reír mientras manchaba sus manos pequeñas. 

Mingyu luego lo cambió, lavó sus manos con toallas húmedas, y lo preparó para salir. Él se tomó una ducha luego de haber dejado al niño en la zona segura de juegos en la sala, y no pasó demasiado tiempo hasta que estaba listo. 
Empacó el bolso de Bohyun y luego el suyo. Gracias a que no tenía auto por su accidente, debía hacerse cargo con un compañero de trabajo que lo ayudaba. 

—Buenos días, Mingyu.—Sonrió su compañero, llamado como Soonyoung, no era más que un agente que trabajaba en varios casos junto a él, y sin duda era bastante amigable. Se llevaba bien con Bohyun, y eso era puntos extras para el padre del mismo.

—Buenos días, Hoshi. Debo dejar a Bohyun en la guardería, ¿Crees poder dejarme dos cuadras antes?—Mingyu abrochaba el cinturón de su hijo, ya que la costumbre ya requería tener una sillita en el auto de su amigo.

—Como siempre, amigo.

—Dios, en serio tengo que recompensarte esto.—Suspiró Kim abrochando su propio cinturón y entregándole el panda de peluche al niño. 

—Bueno, podrías pagarme con una cena. ¿No?—Soonyoung; el chico de cabellos claros, casi rubios, rió y miró a su amigo por el espejo retrovisor.—Igualmente, sabes que lo haría sin nada a cambio. Eres mi amigo y ya me has salvado el pellejo varias veces, esto es lo mínimo que puedo hacer por ti.

Mingyu le sonrió. Agradecía estar rodeado de personas realmente amables con él. No siempre estaba con personas buenas en el ambiente, y era algo bueno tener sujetos que sí eran agradables. 

Kim se bajó las dos cuadras antes, y bajó a Bohyun consigo. Se despidió rápidamente de su amigo, y rápidamente apuró el paso con el infante en sus brazos, quién balbuceaba pero no hacía nada más que eso. El niño sostenía su peluche en las manos, y lograba mirar el mundo en primera fila. 
Su padre caminaba por las calles, y rápidamente llegó a la sala cuna del jardín infantil. Llegó un poco tarde, así que los niños ya habían llegado a jugar y a hacer cosas con las profesoras de párvulo. 

Una profesora se acercó hasta Mingyu, y cargó a Bohyun y el bolso que traía para él en caso de emergencias. La señora miró con una sonrisa al padre. 

—Vaya, llegando tarde otra vez.

—Lo siento mucho, soy sólo yo otra vez.—Asintió Mingyu intentando no sonar triste al respecto. Arregló sus ropas y se despidió con una sonrisa de su hijo.

—¿A qué hora vendrá a por él? 

—Espero no muy tarde.—Anunció el hombre, carraspeando levemente.—Puede llamar a mi madre si sucede algo, el número se lo pasé a la coordinadora y...

For the first time.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora