15

696 89 32
                                    

Pasearon por todos los circuitos de luces. Sus ojos ya estaban cansados por tanta iluminación. 
Caminaron, conversaron de todos los shows de luces. Todo lo que habían preparado para ese año. 

—Venía antes con mi madre, mi papá se quedaba en casa.—Asintió Mingyu mientras caminaba a un lado de Wonwoo. Pronto pasaría una atracción interesante, un dragón por la calle principal donde todo el mundo comenzaba a ubicarse. 

Los dos intentaron escabullirse, aplastarse entre la multitud. Fue Mingyu quien tuvo que tomar la mano del muchacho azabache para que no se perdiera. El tacto de Kim quedó preso en la piel del cirujano. Se pasearon, y justo cuando quedaron en la primera fila a duras penas, la gran atracción brillante y esplendorosa del dragón tatuado en luces pasó por en frente de sus ojos. Se movía, y casi podían olvidar los pies que se escabullían por debajo del títere brillante. Kim apretó la mano del muchacho a su lado. 

Wonwoo le restó importancia al dragón, y llevó toda su atención al moreno. Estaba feliz, podía ver la felicidad burbujear y brotar de sus poros. Un hombre que volvía a ser niño luego de tanto martirio de la vida adulta. 
El doctor sintió su cuerpo vibrar otra vez, una vibración que lo hacía sentir nuevamente vivo. 

Deseó poder pasar más tiempo así, incluso si desear parecía una estupidez para él. 

Valía la pena intentarlo. 

Cuando pasó ese momento, los dos se dispersaron entre la multitud. El evento no duraba demasiado, y lo único que Kim podía ansiar era el momento de escribir sus deseos en las linternas. Así que rápidamente buscaron el sitio. Fue Wonwoo quien lo avistó primero. 

Kim se encontró con Wonwoo, quien sostenía una linterna y la miraba como un gran descubrimiento. 
El detective alzó la vista. No eran los únicos cerca de aquel sitio boscoso, mientras el suelo abrillantaba mojado por una pequeña llovizna reciente, y las personas celebrando. 
El cielo estaba con algunas linternas. Y ellos serían parte de aquel momento en algún segundo.

—Aquí tienes.—Dijo Wonwoo, extendiendo la linterna que irradiaba un calor que Mingyu pudo sentir cerca. 

—No. No quiero hacerlo solo.—Asintió el detective mientras mantenía el objeto brillante cerca del cirujano. 

—¿Me vas a obligar a desear? 

—La esperanza es lo último que se pierde.—Afirmó Mingyu mientras soltaba un suspiro.

Se miraron a los ojos unos grandes y largos segundos. La linterna los mantenía vivos, y el cielo casi negro estaba siendo testigos de su momento. Las personas inmersas en sus propios deseos y las linternas en un intento de emprender viaje. 
Mingyu sonrió y movió la cabeza.

—Deseo tener a Bohyun sano y salvo, y que Jeon Wonwoo siga en mi vida por mucho tiempo más.—Asintió el moreno con los ojos cerrados, aún sosteniendo el objeto. 

—¿Qué haces? Se supone que no debes decir el deseo. 

—Para ser alguien que no desea cosas, sabes bien las reglas. No te preocupes, no crees en estas cosas, mi deseo está intacto.—Afirmó Mingyu.—Tu turno.

—Ugh, está bien.—Asintió rendido el doctor.

Un silencio, mientras Kim mantenía la vista en su acompañante. 

—Deseo que mi residencia en el hospital salga bien, y espero poder encontrar una persona que me haga sentir igual de feliz a como lo estuve esta noche. No pido mucho, ¿Verdad?—Dijo el pelinegro, en un intento de no sonar demandante.—Como sea... Por favor que se cumpla. 

Ambos empujaron la linterna, la cuál se unió al baile tranquilo de las demás. Giró y voló en lo que seguía ascendiendo. Los deseos de varias personas sumaron a la de esa pareja que no eran más que amigos. 
El manto negro del cielo y las luces que ahora parecían estrellas. El mundo una nimiedad, y las estrellas agradeciendo por no ser las únicas encargadas de los deseos pendientes que cumplir. 
Linternas de papel que pronto caerían y destruirían los sueños de personas determinadas. Quienes confiaron en aquellas. Quienes simplemente esmerarían sus vidas en los deseos que depositaron con confianza.

For the first time.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora