Capítulo 23.

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BETANIA.

Él cambio.

Lo sigo porqué no tengo ni la menor idea de donde estoy parada, de lo contrario, ni siquiera pasaría por sus huellas de pie grande.

-¿Pié grande? -se voltea encarandome.

Demonios, había olvidado que podía leer mi mente.

-Si, eso dije.

-¿Y tú que eres? -se acerca a mí, mientras los demás siguen el camino.

La mujer que deseas.

-Cierra la boca, yo no te deseo, al contrario, estoy feliz de dejarte en Freder y largarme lejos de tí y de todos los problemas que traes, bruja fea.

-Ya veo. Discúlpame por venir a salvar tú vida, grandísimo gilipollas.

-¡Nadie te pidió que me salvaras! ¡Me tendrías que haber dejado morir!

-¡¿Y qué hacía yo con eso?! ¡¿Eh?! -lo empujo.

Estoy a nada de romper en llanto.

Contrólate Betania, no demuestres debilidad.

Me mira expectante y me centro en sus ojos unos segundos, antes de pasar por su lado. Pero con su mano me devuelve a mi sitio.

-Escúchame..

-No te escucho un carajo. Me dejarás allí y te vas a ir lejos. Yo ya no voy a salvarte nunca más, es una promesa -le suelto.

Sus ojos anaranjados me observan, me detallan y me gritan mil cosas que ni siquiera tiempo atrás podría descifrar.

Gevrel es un verdadero reto. La clase de persona rota, destruida y vacía que no tiene a nada ni nadie a quien aferrarse, sin embargo, pone el pecho a todo error que comete.

Y es él único capaz que puede protegerme del Oscuro.

-¿Me estás escuchando? -me mueve los hombros.

-Gracias a los santos, no. Con permiso...

-No te dije que podías irte, está charla no ha terminando -me dice.

-¿Qué harás? ¿Tumbarme en el suelo y tocarme? ¿Besarme para callar mis palabras? ¿Follarme para enamorarme perdidamente de tí y luego me dejes?

No sería mala idea ninguna de las tres opciones.

-Calla... Deja de... Calla Betania -cierra los ojos apretando mi brazo.

Bésame.

-Betania basta...

¿No es eso lo único que quieres de ? ¿Hacerte el héroe solo para que mis bragas caigan al suelo y puedas comerme el coño?

Me barre las piernas y me tumba al suelo, con él encima. Tapa mi boca y se pone alerta mirando a los laterales.

-Cazadores... -susurra con su mano en mi boca- Estamos cerca de la frontera de Freder.

Meto un rodillazo en su entrepierna y lo empujo a un lado. Ya no soy una princesa que necesita que la protejan.

-No me digas, apresúrate entonces.

Camino y se levanta, tomándome del brazo apresurando mi paso a zancadas.

Perdimos de vista a los demas y la flecha que cae a centímetros de ambos es la señal justa para empezar a correr.

Oscuro Deseo. [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora