Capítulo 30.

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BETANIA.

Amor.

-Hey... ¿Qué pasa?

-Nada, no me pasa nada -bufo y me pongo de pie limpiando mis lagrimas- Hace frío y debo dormir, yo si tengo quehaceres en el castillo.

Me toma la mano.

-Siéntate...

Lo hago frente a él.

-Escucha, no me agradas, al menos no tanto, pero detesto ver a la gente llorar. Entiendo que esto es nuevo, que viajar a otro país, como esclava es difícil, y sobre todo comenzar una nueva vida -comienza- Pero ya estas aquí, por algo o por el destino estas aquí. Dijiste que él está mejor sin tenerte cerca, porque nadie lo estaría buscando. Quizá es lo mejor.

Suelto a llorar por sus palabras.

-No llores, si lo amas es mejor soltarlo.  Puedes soltarlo y quedarte aquí, comenzar de nuevo. Dolerá, si. Pero tendrás la certeza de que él estará vivo.

-Yo no quería amarle... -lloro en sus brazos.

-Nadie escoge a quien amar -levanta mi mentón y el azul de sus ojos conecta con el verde de los mios- Ni a quien desear.

-Lo voy a extrañar mucho..

-Lo sé... Lo sé -me abraza.

Lo abrazo otra vez y besa la coronilla de mi cabeza, a la vez que me ayuda a levantarme.

-Bueno... Es algo... Incómodo... -rie.

-No sabía que tú... Ya sabes.. Eras vírgen..

-La tradición lo pide, para poder casarme, pero casarme no es lo que quiero.

-¿Debes casarte para ascender al trono? -indago y me mira.

-Si. Pero no pasará.

Comienza a caminar y lo sigo.

-Sé que las brujas deben utilizar su poder para sentirse mejor -habla- Te acompañaré todos los días, a las 2 de mañana para que puedas usarlos.

-Gracias, de verdad. Lo necesito y mucho -río y le enseño las palmas de mis manos que están rojas- Me pican y me duelen a la vez.

-¿Y qué... Qué harás ahora? -pregunta.

-Yo... No lo sé..

Invítalo a dormir contigo.

La voz no se calla y tengo que pilliscarme la mano para apartar ese tonto pensamiento.

-Iré a dormir al pabellón de concubinas... Supongo.. ¿Tú... Querías algo más..? -titubeo tocando mis manos y me mira fijo.

Respira hondo y camina en mi dirección, tomando la parte trasera de mi cuello, besándome con delicadeza.

-Sí... -habla sobre mis labios- Quiero que me des más de esto.

Sonrío cuando me besa y me toma de la mano, llevándome a las corridas entre los árboles en medio de la noche.

Hay momentos en los que uno es feliz, sacando de lado las personas que nos hieren y que nos hacen sentir menos, hay mínimos momentos en los que se olvida esa tristeza, sea estando con la familia, con amigos o incluso con amores, donde uno puede hacer lo que quiere, sin temer a ser juzgado.

Y este es uno de esos momentos de los cuales me hace olvidar lo mucho que extraño a mi hermana, a mis amigos, a Mary y a Gevrel.

Estamos hechos de carne, pero a veces hay que vivir como si fuésemos de hierro.

Oscuro Deseo. [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora