Capítulo 38.

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GENERAL KIRIGAN.

Luz.

Mis dedos tamborilean sobre la mesa negra, mientras la mirada de Tassia, Darya e Ivan recaen en mi rostro.

-Lindo regalo de parte de mi gran viejo amigo, Gevrel de Cheslav -cito- Mi gran viejo amigo...

-No sé le ve mal, mi general -espeta Ivan.

-Gracias Ivan -carraspeo- ¿Noticias de los alimentos?

-No mi general, los abastecimientos están quedando sin nada, y los países limítrofes se niegan rotundamente a colaborar -dice Tassia.

-Ya veo... ¿Y los países mejor postulados son...?

-Estados Unidos, Escocia y Suiza, mi general.

-Estados Unidos me altera, Suiza carece de agua no potable y Escocia oí que esta en lo más alto de su ránking -inquiero- Toma pluma y papel, envíales un pergamino. Quiero visitar Escocia yo mismo.

-Si mi general.

Ivan y Tassia se retiran, pero Darya mantiene la mirada en el suelo con las manos sobre su regazo.

-Querida, ¿Qué se te ofrece?

-Tuve un sueño, general.

-¿Y yo soy un atrapa sueños, Darya? -indago y niega sin mirarme- Entonces vete de aquí.

-Es de Betania, mi general.

El simple nombre hace añicos la copa que tenía en mano, y el repigno de la mujer me obliga a pararme.

-Habla.

-La soñé viva, mi general. Viva y más fuerte que nunca... -titubea.

-Que bello sueño, ojalá pudiese soñar algo así y no... Como ese hijo de puta me dejó la cara y el corazón destruido.

-General...

-Me importa poco lo que sueñes porque desgraciadamente no puedes traer lo que sueñas, Darya.

Se mantiene callada.

-Lárgate antes de que te deje sin el otro ojo.

Se pone de pie y se va casi a las corridas.

La mini esfera de luz salta de dedo en dedo, recordándome a su luz divina.

Algo bueno en mi vida hice, y fue haberla herido de tal forma, que mi oscuridad se metió dentro de ella y que a la larga iba a salir, sin embargo, se fue antes de que la viera con mis propios ojos.

Los golpes en la puerta me obligan a abrir, y el hombre que sostiene el papel y la pluma parece que va a mojar sus pantalones.

-Entra que no tengo todo el día.

Se sienta aún temblando frente a mí silla y me mira esperando que comience la carta.

Ivan aparece y lo secunda sentado a su lado. El pobre, la noticia de saber que Edwin, seguidor de Gevrel, lo tiene demasiado desenfocado de lo que creía.

-Mi general, ¿Cómo conoció a Gevrel? -indaga y lo miro.

-Gevrel era el típico niño rebelde que veías por la ventanilla, golpear y escupir a los niños. Recuerdo que habían dos gemelos, que me golpeaban por querer mi comida en el jardín, me golpearon hasta tumbarme en el suelo, y cuando creí que no iba a ver más la luz del sol, llegó Gevrel con una inmensa rama, a golpear fascinantemente a esos dos bravucones..

-¿Y desde ese día se hicieron amigos?

-Sí, verlo luchar me hizo sentir protegido. Era un niño de pocas palabras, incluso es una persona de pocas palabras el día de hoy -suelto y sigo- Le hubiese perdonado la vida si el pecado fuese diferente. Pero no, él sabía lo mucho que me importaba y se metió con ella de todas formas...

Oscuro Deseo. [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora