Aquello que perdí [IzaTake]

CAPÍTULO 2: Reencuentro

—Debemos irnos.

Su respiración se cortó y sus ojos se abrieron de sobremanera.

¡No!, ¡no!, no… Esto debía de ser una jodida broma. Una risa nerviosa escapó de su garganta.

Aquellos orbes dorados lo miraban fijamente.

¿Por qué?

Su mentón se tensó y su mandíbula se cerro con fuerza, sus dientes rechinaban.

¿¡Por qué!?

Sus uñas se clavaron en las palmas de sus manos, aquel líquido carmín empezó a escurrirse por sus dedos, su corazón latía con frenesí y sentía su sangre hervir en cólera.

¡¡Por qué mierda está este tipo aquí!!

Dio un paso hacía el frente, debía de golpear esa cara, dio otro, debía de quitarle esa estúpida sonrisa del rostro.

Dio otro, debía de estropear ese horrible traje de 1000 dólares.

Dio otro, debía de…

Paró en seco y sus ojos poco a poco se fueron abriendo. Sintió un escalofrío invadir cada parte de su ser.

Si el está aquí… Su respiración se volvía cada vez más pesada.

Eso quiere decir que... Su corazón empezó a latir con desenfreno.

¡¡EL TAMBIÉN LO ESTÁ!!!

Su mundo se detuvo, no… No… ¡No!!!!... sus pupilas se dilataron y su boca se abrió.

Si esto era un sueño quería despertar. Miro la boca de ese alto sujeto abrirse y decir algo, pero sus oídos no podían escuchar nada. Todo era tan lejano.

¿Por qué?, ¿Por qué debía de pasar por esto de nuevo?, ¿Por qué todo era como los demás futuros?

¡¡¿Por qué no pudo cambiar nada?!!

 Tenía ganas de llorar.

—… ¿Tierra a Micchi~? — es el chasquido producido por los dedos contrarios que lo traen de vuelta en si. Sus ojos al fin se enfocaron en la silueta a su delante.

Hanma Shuji, un tipo altamente cruel y sádico que disfruta de las peleas. Alguien que sólo vive para su diversión y las desgracias de otros.

Alguien que es más conocido por ser mano derecha de Kisaki Tetta y contribuir con sus desagradables planes bien elaborados.

—¿Escuchaste lo que dije? — Hanma levantó un ceja. Takemichi lo miro despistado, realmente no escucho lo que dijo —Olvídalo.

Suspiro un tanto cansado y le dio la espalda: —Ya vámonos que los demás esperan.

—S-Si – fue lo único que alcanzó a decir antes de agacharse un poco y tomar el celular que minutos atrás había tirado al piso por el tan repentino y nada placentero reencuentro.

Todo estará bien, todo estará bien, se repito como un mantra para poco después seguir al de traje por un gris y estrecho pasillo.

Nadie dijo nada en todo el trayecto.

Takemichi sólo se limitó a mirar desde atrás y a una distancia prudente la espalda firme y ancha de este. Aún le guarda algo de rencor por lo que le fue difícil dirigirle la palabra.

Dieron un pequeño giro a la derecha y sonrió cuando por fin pudo divisar la salida de aquel oscuro pasillo.  

Conformen se acercaban, comenzó a escuchar algunas voces al fondo que le resultaban un tanto familiares.