Aquello que perdí [IzaTake]

CAPÍTULO 3: Alguien Inexistente

Autor@ de la imagen: @WLNGTO

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No se mueve ni levanta la mirada, sus manos abrazan con fuerza sus piernas. Era como un niño asustado.

Su estómago se remueve y hace que una nauseabunda sensación recorra cada parte de su ser, el corazón le palpita, pero lo siente vacío.

Sus ojos cerrados con fuerza no quiere ver esa “espaciosa y lujosa habitación”. No quieren estar en un mundo vacío.

Sus uñas pican y ruegan crear bonitos y rojos surcos en su piel. Levanta con pereza su pie y se rasca el tobillo con sus dedos.

El sabor metálico entra por su boca y aumenta sus ganas de vomitar, si dejara de morderse los labios esto cambiaría pero no. Lo sigue haciendo de todas maneras.

Quizás intenta que el dolor provocado impida que tormentosos pensamientos se abran paso y lo hundan más en la miseria.

Desea desaparecer, el suelo es frío.

Desea quitarse la sensación angustiante que recorre cada parte de si, su cabeza duele.

Desea no tener que ver otro día, sus ojos arden.

Desea haberse quedado en la soledad de su antiguo apartamento, levanta con lentitud la cabeza y mira la foto enmarcada donde sonríe junto a aquellos chicos que jamás pensó en dejar entrar a su vida.

Desea ser un fracasado y bueno para nada que sólo tenía a su madre, quiere ver a Mikey y sentir de nuevo el cálido abrazo de Mitsuya.

Desea con todo el corazón no tener uno. Quiere echarse a llorar por siempre.

Sus ojos están vacíos, la culpa y arrepentimiento que siente lo están acabando. El dolor intencionado ya no sirve.

Esta sólo y contra la pared sin ninguna salida.

No mas viajes en el tiempo, no más segundas oportunidades, no cuando es el asesino de Naoto, no cuando lastimó a las personas que juro salvar.

Una risa rota surge de su reseca garganta, Mikey de seguro lo matara por haberle quitado a su familia. Lo merece.

No tiene a nadie, y eso su culpa.

No tiene perdón, y está bien que así sea.

Esta sólo, como siempre tuvo que ser.

—Takemichi

La profunda voz de Chifuyu cala en lo más profundo de su cabeza.

Sus ojos empiezan a recobrar aquel brillo.

—Estas empezando desde cero, ¡Pero se que puedes lograrlo! — dice su mejor amigo con total confianza.

—Vamos a pisotear a los Black Dragons, a Kisaki, ¡No me importa a quien! — extiende su mano hacía el.

—¡Te cubriré la espalda hasta el final! — le da una amplia sonrisa.

Era verdad...

No estaba sólo, todavía…

Todavía tenía a ese chico que nunca esperaba nada de el pero aún así, le dio todo su apoyo y confianza.

Chifuyu aún estaba a su lado.

Dejó aquella recóndita y solitaria esquina, gateo con prisa hasta aquel velador y tomo su móvil. Se arrimo a la cama y torpemente se puso de pie.

Guardó el aparato en su bolsillo en eso que trataba de colocarse los zapatos sin perder el equilibrio y caer. Poco le importó no llevar medias.