𝐅𝐎𝐑𝐄𝐕𝐄𝐑-jasper hale.

𝐃𝐈𝐄𝐂𝐈𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄

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Realmente mi humor había mejorado, sin embargo el ambiente en la casa seguía turbio.

Habíamos pasado ya la primera noche sabiendo que teníamos una manada de lobos en busca de nosotros, y no precisamente para darnos besitos y acariciarles el pelaje.

Estuvimos alertas desde diferentes puntos de la residencia, desde los grandes ventanales podíamos ver hasta ciertos metros mas allá en el bosque. Pero la tensión no cesaba, habían muchas cosas en juego, ya no solo era la salud de Bella y el crecimiento del bebé, si no que debíamos estar cuidando nuestras propias vidas, en un momento donde la sed nos consumía.
Nuestros semblantes y emociones eran inestables.

Edward se mataba buscando información en libros e internet que pudiera ayudarnos a entender el estado de su esposa, pero no había nada, por lo menos nada que realmente sirviera. Todo lo que aparecía era tan solo terrorífico de ver, leyendas y mitos que nadie quería creer que se pudieran aplicar a lo que estaba gestándose en el cuerpo de la humana. Me hallaba a su lado una noche que buscaba esto desde su computador, me arrepentí de observar el monitor apenas lo hice, aparecían fotos o dibujos que eran abrumadores como menos. Se notó que también le afectaba cuando apenas pude ocultar el horror en mis facciones, sin embargo no los pensamientos en mi mente, y se levantó bruscamente decidiendo dejarnos en la habitación solos de un portazo a Jasper, Carlisle, Alice y a mi. Compartimos miradas de lamento.

Los siguientes días con los Cullen pudimos entablar mas relación con la pequeña nueva manada de lobos que se mantenían en los alrededores de nuestro territorio. Charlar con Seth siempre se sentía como respirar aire fresco, aunque intentaba no respirar a su lado por que moría del asco, el olor a perro no era mi favorito. Compartí ciertas miradas furtivas con su hermana, que era demasiado decir, por que se mantenía cerca pero... alejada, distante. Mi trato con el ahora alfa Jacob mejoró, ahora parecía una decente, supongo que era así porque compartimos un mismo objetivo ahora.

Estuve más apegada a Jasper, me causaba culpa darme cuenta de lo solo que lo había dejado en este tiempo, decidí tomar su consejo de alejarme un poco de Bella, algo sutil, pero que me dejaba enfocarme en mantener mi relación.

No obstante, una tarde me ofrecí a ayudar a Rose con Bella, debía de darse un baño. No quería que piensen que me había cansado de compartir ese tiempo con ellas, se sentía como un trabajo de hermanas, nos apoyábamos. Hablando de hermanas, las mías cada día parecían preocuparse menos por mi, con decir que ni siquiera se enteraron de la situación que estábamos atravesando.

—Rose...¿Crees que ya esté el agua?—observo desde la entrada al baño, mientras acomodaba las prendas que luego usaría Bella sobre el sillón que teníamos próximo a nosotras.

—Eso creo, debería, déjame ver...—parecía ser que si cuando acercó su índice a la caída del agua, para luego cerrar el grifo.

—Ven, vamos linda.—ayudé a mi amiga humana a levantarse de la silla en la que reposaba, me afectaba verla así, pero jamás dejaría que lo note. Me dedicaba a regalarle un trato meramente dulce. Ella no pronunció palabra, a veces le causaba cansancio hasta hacer eso.

El caer de la bata que la cubría reveló su desbalanceado cuerpo, una barriga enorme junto a un cuerpo flaco, frío y desnutrido. No quería incomodarla, así que cambié la dirección de mi vista hacia la entrada del gran baño. Encontrándonos las tres con el cuerpo inmóvil de Edward parado en el limite de la entrada a este. Sin medir palabra, cerré la puerta en su cara no sin antes quedar junto a el fuera del baño.

Esto ya era una situación bastante difícil para todos.

—¿Porqué te haces esto, Edward?

—¿Qué cosa?¿Observar a mi esposa?

Ruedo los ojos, ni que tuviera solo dos neuronas funcionales.—No, claro que no. Me refiero a por qué te castigas tanto... y para colmo ni siquiera la acompañas.

—No deberías juzgarme, no sabes lo que es, no sabes como se siente.—me observa con cierta amargura, amaga a irse de la habitación, pero agarro su brazo, poniéndome frente suyo.

—Pero no estas ayudando en nada así.—mi voz sonaba como la de una madre retando a un hijo pequeño.—¿Qué no sé lo que es? No me hagas reír, estuve más tiempo junto a ella que tu. Con gran diferencia.

Rosalie debía de estar oyendo todo, de todas formas intentábamos hablar bajito para evitar que Bella se entere de esta disputa.

—Apoyar su decisión te hace sentir mejor moralmente ¿no? cómo una buena amiga, pero también sabes que día a día el precio a pagar de ello es verla así.

—Por dios, cállate, que falta de respeto Edward...

—Ni que te atrevieras a obligarme a hacer nada, tu discurso no tiene sentido.—escupe punzante, sus palabras dolían.

—Ojalá me atreviera a entrometerme en tus acciones así como tu en mi cabeza, quizás así te ayudaría a ser buen esposo, y no uno abandónico.

—Juniper, tu no vas a ser la que posiblemente se quede sin el amor de su vida al final de esto. No intentes juzgarme, no lo permitiré.

La guerra de miradas que había comenzado no era para anda amigable, seguro tampoco estaba muy contento con oír lo que pensaba de él en mi mente, desvió su visión a los pocos segundos para caminar a paso decidido hacia la puerta hasta desaparecer por completo de la habitación, dejándome con la palabra en la boca y un vació en el pecho.