𝐃𝐎𝐂𝐄

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El tiempo de guerra había finalizado y consigo traído paz, junto a otras nuevas adversidades

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El tiempo de guerra había finalizado y consigo traído paz, junto a otras nuevas adversidades.
Y con adversidades me refiero a obstáculos que atravesar.
Como por ejemplo ahora, que estoy dentro de la residencia Cullen secuestrada por mi pseudo cuñada la hadita Cullen.
Pero por la virgen de los abdominales, que Alice de hada no tenía nada.

—Alice, linda óyeme...—sus ojos no dejaban de moverse de una revista de moda hacia otra, aclaré mi garganta, consiguiendo que me mire por medio segundo para volver a su actividad.—¡ALICE! ya hemos estado viendo telas, cortes, colores, escotes y decorados, por no decir más, casi todo el día.—bufo recostándome en el sillón en cuál estaba sentada desde ya varias horas.
Iba a necesitar dibujarme una nueva raya del culo a este paso.

— Calla y pon esta revista en la pila de las que no sirven, no me gustó nada... además, no tienes otra cosa que hacer.—me sonríe con inocencia, pero me estaba usando cuál esclava.

—Alice yo te adoro, pero que hace Bella que no está aquí organizando SU boda?—me lanza la revista número cien probablemente, para amontonarla en una ya considerable pila.

—Todavía siguen en eso?

El sonido de la salvación.—¡Soldado sálveme, ayúdeme a huir de aquí!—con velocidad vampírica aparezco frente a él, pasando mis brazos por su cuello, dejando uno que otro beso.

—No han avanzado en nada desde...anoche?—pregunta extrañado a su hermana, quien le dedica una mirada ofendida.

—Claro que si! Conseguimos reducir las opciones.

—Pero lo que aumentó son mis ganas de llorar.—un cómico puchero se dejó asomar por mi cara, haciendo que el Hale soltara una leve risa, luego dejando un casto beso.

—Ya vete, haz otra cosa, te reemplazaré.

Alice suspiró, no sé qué tan de ayuda sería Jasper para elegir telas pero probablemente no peor que yo, me ponía muy insegura estar dirigiéndole la boda a alguien más, y si no le gustaba como quedaban las cosas? me vuelvo a morir seguro.

Desaparecí rápido como alma que lleva el diablo de esa habitación, de la casa en general.

Decidí encaminarme a visitar a Bella, nunca había ido a su casa, tampoco tenemos mucha relación, pero entiendo que nos llevamos bien...
Todas las flores se veían florecidas, inspiraban a querer olerlas una por una, era un paisaje divino.
Los jeans que estaba usando no fueron un impedimento a la hora de adelantar mi paso.

La residencia Swan era una casa bella típica de suburbio, daba la impresión de calidez de hogar contrarrestando el siempre frío y nublado ambiente de Forks. La llegada de la primavera y el verano habían apaciguado eso, pero tampoco faltaba mucho para que comience el otoño.

Decidí hacer una entrada cual persona decente y no como el lector de mentes, que sabía que cada que entraba era mucho más probable que lo haga cuál ladrón que por la puerta presentando su llegada. Que hombre.

El tocar de la puerta fue respondido por un hombre entre sus cuarenta años, el padre de Bella. Muestro la sonrisa más amigable posible, me gustaba dar buenas primeras impresiones.

—Que tal, señor Swan? Soy...-

—Santa madre, que familia grande los Cullen, ven pasa. Mi hija está arriba en su cuarto.— el tono de su voz me pareció de lo más cómico, pobrecito. Estaba bebiendo una cerveza, relajado por ser un sabado a la tarde.

—Gracias! por cierto, soy Juniper...Denali. No Cullen, pero casi.—comento risueña subiendo la escalera, lo más probable es que Bella ya me haya oído, así que entro a su habitación sin dudar.

La encuentro sentada con su laptop encima de la cama, deja esta de lado y se dedica a mirarme con una cara pícara.

—Así que no Cullen, pero casi... Hale?

𝐅𝐎𝐑𝐄𝐕𝐄𝐑-jasper hale.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora