𝐕𝐄𝐈𝐍𝐓𝐈𝐂𝐔𝐀𝐓𝐑𝐎

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Bella había superado la prueba de fuego. Me sentía orgullosa de mi amiga, también feliz por ella, más no podía olvidar el mal sabor que me había causado la secuencia de no poder usar mi don. Me preocupaba. Por un tiempo intenté ignorar lo sucedido, hasta que Edward acudió a mi días después, informándome que no era una falla mía, si no que el propio don de Bella había causado esa reacción, era un escudo.

Un escudo que se protegía de ciertos dones externos que pudieran afectarla, era maravillosa, más Edward pretendía mantenerlo en secreto, por lo menos hasta que ella misma quisiera experimentar con el.

Renesmee crecía a velocidad de la luz, hasta un punto solo nos parecía increíble, ninguna sensación más allá de eso, pero cuando teniendo tan solo cinco meses de vida se veía como una niña de alrededor de siete años ahí comenzó el miedo. Miedo de que no fuera tan como nosotros, y que su crecimiento acelerado lleve a dejarnos.

Era una niña excepcional, la adoraba con todo mi corazón, por eso era tan difícil pensar en su desarrollo imparablemente veloz. Ni hablar de lo que sentían sus propios padres.

El invierno había bañado a todo Forks de nieve y escarcha, el bosque se veía hasta hipnotizante, en los claros la nieve los hacía parecer extensos e interminables. Era una vista imponente aquella que vivenciábamos hoy, ya pasado el mediodía, junto a Bella, su hija, y Jacob en forma lobuna.

—¡Mira, un copo de nieve!—luego de atrapar uno, Renesmee le muestra a su madre, quien la mira con total adoración.

—Se ve hermoso Ness... ¿Porqué no buscamos otro?—me dirijo hacia ella dulcemente, nadie despegaba los ojos de la niña. Juntas nos alejamos unos metros de Bella y Jacob, escuchando como mi amiga hablaba con el lobo. Me enfoqué en compartir ese momento tan bello con Renesmee, quien tomó un salto de pocos metros para agarrar un copo en específico que había llamado su atención.

Mi visión se dirigió a donde Renesmee estaba viendo, a casi kilómetros de distancia y con gran diferencia de altura, se encontraba parada en una de las rocas de las montañas de los alrededores a mi hermana.

Irina.

Observando directamente hacia la niña, y luego hacia mi. Parecía no haberle gustado nada el panorama frente a sus ojos, menos si estaba acompañada de un lobo.

—¿Quién es ella?—se oye la tímida voz de Ness, quien ahora se encontraba en tierra firme, abrazando una de las patas de Jacob. Bella se acercó unos metros a mi, sin estar completamente a mi lado.

—Creo que es nuestra prima de Denali.—le contesta Bella, decidiendo por afirmar su suposición segundos después.

—Lo es, es mi hermana...—comienzo a caminar a paso decidido unos metros más. No paraba de preguntarme que estaba haciendo aquí, hace semanas volví a retomar la relación con el resto de mi familia, pero ella no se dedicó a dirigirme ni media palabra. Me hacía sentir mal, enojada incluso. Jacob a lo lejos gruñe.—¡Irina!

Apenas me escucha se aleja velocidad vampírica justo por donde vino, tomo carrera para seguirle el paso. Llegué hasta los bordes de un acantilado, a larguísimos metros de donde había dejado a mis amigos. El viento chocaba contra mi cuerpo y mi cabello. Al asomarme al borde, dejando ver la clara y probablemente congelada agua, noto como parte de ella se remueve, creando una estela, evidenciando que mi hermana se había ido por allí. Solté un suspiro, estaba cansada de su actitud.


—Tanya convenció a Irina de que viniera a reconciliarse, con todos, por su actitud en la boda...Un poco tarde igual, meses.—cuelgo el teléfono celular antes de siquiera comenzar la frase, Jasper acaricia mi pierna, estábamos todos en el living de la casa Cullen, a esta altura todos notaban mi aversión al tema de mi hermana.

—Tal vez solo cambió de opinión.—intenta suavizar el ambiente Edward, que seguramente en mis pensamientos no debía encontrar mucha paz, estaba sentado junto a su hija en el asiento del piano y al lado de su esposa, apoyada en la cola del piano, frente al sillón donde Jasper y yo nos encontrábamos.

Jasper había apaciguado mi mal humor apenas puse un pie en la casa, el hombre debía de pensar que lo uso como calmante.

—Ver a Jacob en su forma debe de haber sido demasiado para ella, no te atormentes June...—me observa con pena Esme, quien estaba junto a su esposo.

—Lo sé, pero hubiera querido hablar con ella.—admití frente a todos, apoyando mi espalda en el cuerpo del sillón.

—Es familia, ya volverá y se arreglará todo.—sonríe cálidamente a mi dirección Carlisle, correspondiéndosela sutilmente.

Comienza a sonar las bellas teclas del piano, manejadas por Edward y la pequeña nueva Cullen. Mientras los sucesos que nos guiarían a un futuro desgarrador comenzaban a llevarse a cabo, siendo estos avecinados por las visiones de Alice, quien aparecía en la habitación con una jarra de flores. Todos menos Esme y Carlisle, quienes jugaban al ajedrez, nos encontrábamos observando a la niña tocando el piano cual profesional, me había ayudado a salir de los malos pensamientos. La jarra había caído contra el piso, dejando decenas de vidriecitos rotos en el piso, agua esparcida, y las flores. Alice estaba teniendo una visión.

Todos nos alertamos, las facciones de Alice denotaban terror. —¡Alice!¿Que viste?—se acerca a ella Rosalie. La hadita nos miró uno a uno.

—Los Volturis, vienen por nosotros. Aro, Caius, Marcus, la guardia entera, e Irina.—las ultimas palabras parecían haber sido dirigidas a mi, me fue inevitable abrir mi boca de la sorpresa y sentir una presión, como una roca sobre mi pecho. Repasé toda la escena vivida en el día de la fecha, esto estaba mal.

Edward estaba pensante, más cuando pronunció las siguientes palabras, la realidad y su peso recayó sobre mi. Estaba claro.—Entiendo... June, Irina cree que Renesmee es un niño inmortal.

𝐅𝐎𝐑𝐄𝐕𝐄𝐑-jasper hale.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora