𝐅𝐎𝐑𝐄𝐕𝐄𝐑. ˚୨୧⋆｡˚ ⋆ [La ausencia del clan Denali en la batalla contra neófitos ayudó aún más de lo esperado...]
Pero claro, el beneficio se ve desde la perspectiva de un inefable y solitario inmortal, quien creía que ya no le quedaba más que pa...
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Todo era silencio, y todo era blanco.
El claro estaba impoluto, y todos nosotros a la espera de que Aro salga del trance junto a Alice. Los brazos de ambos de los vampiros que seguían sosteniéndome no cedían. En los segundos de silencio que reinaban me dediqué a observar el anillo de casados que poseía Jasper alrededor de su dedo anular. Sonreí para mis adentros.
Toda mi atención fue nuevamente dirigida a Alice cuando Aro suelta su mano bruscamente. El mismo observaba asustado a su alrededor, paseando su mirada entre todos los presentes.
Edward sonreía, victorioso, el había visto todo lo que sea que Alice proyectara para Aro en su mente.
—Ahora lo sabes.—toma la palabra Alice, observándolo desafiante.—Ese es tu futuro... A no ser que decidas alterar su curso, claro.
—No podemos hacer eso. La niña sigue siendo una gran amenaza.—Habla Caius, acercándose a su hermano.
—¿Y si aseguran que se mantendrá oculta de los humanos?¿Podremos irnos en paz?—pregunta Edward a la distancia.
—Por supuesto, pero como piensan hacer eso?—replica Caius.
—Ya te lo dirán.—Edward responde con una sonrisa mientras ve a Alice abandonar el frente de Aro, observándolos a ellos.
Sorpresivamente también nos sueltan a Jasper y a mi, sin dudarlo, me abalanzo sobre el, sosteniéndome de su cuello. Podía apostar que estaba sonriendo ampliamente. Ninguno de los dos emitió palabra, al bajarme solo nos dedicamos miradas. Miradas cargadas de amor, esperanza y felicidad de volver a vernos.
La guardia Vulturi observaba la escena sin intervenir en ningún sentido. Solo algunas miradas de curiosidad se aplicaron en la lejanía del claro, a sus comienzos, donde se escuchaban pasos acercarse.
—¿Quienes son?—le pregunto susurrando cerca de mi esposo.
—Ya lo verás...—me observa agachando un poco su cabeza debido a nuestros centímetros de diferencia, me sonríe e inevitablemente le correspondo.
Dos vampiros, un hombre y una mujer, comienzan a caminar y pasar por en medio de los clanes, llegando hasta donde se encontraba Alice, unos metros frente a Aro.
—Estuve buscando mis propios testigos... en las tribus Ticuna de Brasil.—explica Alice, presentándonos a los recién llegados.
—Hay suficientes testigos ya.—interrumpe el Vulturi rubio.
—Déjala hablar.—impone Aro.
El muchacho de la tribu toma la palabra.—Soy mitad humano, mitad vampiro. Al igual que la niña. Un vampiro sedujo a mi madre... quien murió al darme a luz. Mi tía Huilen.—todos enfocamos miradas en la muchacha a su lado.—Ella cuidó de mi en mis primeros tiempos de vida, me crió. Yo la hice inmortal.
