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Desde aquel día había tenido muchos momentos de soledad, cortar amistad con aquel que una vez le tendió la mano y le prometió una amistad sin intereses había sido más duro de lo que había pensado.

Sus ojos cerrados con fuerza después de haber tenido otra pesadilla no le dejaba pensar en ello. Pero era lo mejor.

Esta vez no habría un Baji en Valhalla, como en lo que llevaba viendo desde que salió de la correccional.

Dio pequeños golpecitos en la cama poco mullida y poco cómoda donde estaba tumbado. Tap tap tap.

Ya le habían intentando contactar otros miembros de la ToMan que bien conocían, pero a todos los había bloqueados. Draken y Mitsuya sobre todo.

Suspira, acabando por levantarse e ir a colocar bien su cabello, hoy tenía que ir a clases. No era que quisiera sus estudios ya le daban poco igual.

Sin embargo si no iba los servicios sociales se iban a dar cuenta de que no se hallaba en su casa e incluso podrían llevarle a un hogar de acogida.

No quería eso.

Rápidamente fue que se alistó para ir, colocando su uniforme. A veces le recordaba a ToMan por el color negro de la chaqueta.

Ya se dijo que no iba a pensar más en eso, solo esperaba no encontrarse con ninguno allá. No quería dar explicaciones y mucho menos tener algún tipo de relación con ellos.

Todo está bien como estaba.

Solo es como siempre tuvo que estar.

La soledad y las traiciones eran sus mejores amigas. Aunque esta vez había sido él quien había traicionado.

Pasaron quince o veinte minutos antes de llegar al lugar, en el correccional le habían hecho estudiar así que muy atrasado no estaba. Cuando iba por los pasillos alguien le pareció muy conocido, ¿donde había visto a aquel chico rubio con peinado ridículo?

Ahí fue cuando tuvo otra visión de un pasado no muy lejano.

"Mikey para, esto no es lo que quería Baji."

Después de ver como se apuñalaba a si mismo el teñido no pudo evitar llorar y sonreír.

"Baji pronto estaré junto a ti. He dañado aquel que yo más anhelaba, aquel más importante para mi."

Su visión se puso negra de repente posando una mano sobre su cabeza, le dolía tanto que parecía que de verdad iba a morir en ese momento. Le pitaba los oídos, sentía un fuerte pinchado en su frente.

¿Qué era todo el dolor qué sentía? No pudo pensarlo bien porque pronto pudo caer en la inconsciencia, todo cada vez más negro. A la lejanía le pareció escuchar un "Kazutora".

Pudo avistar al chico rubio acudir a su rescate. No sabía porque su mente de repente le recordó y de sus labios sin temor su nombre soltó. Sin darse cuenta de ello.

— Takemichi. . .

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El rubio lloraba a todo pulmón, ¿por qué? ¿Qué había pasado?

Sus pensamientos corrían a toda velocidad cuando se encontró en frente a Takemichi, pero este no estaba solo. Mitsuya. ¿Quien le había mandado a traerlo?

— Ya se pueden ir.

Comenta con voz rasposa después de unas horas en plena oscuridad. Mirada en ellos por completo. ¿Atisbaba preocupación? No recuerda que haya sido para tanto. Solo cayó de repente.

— Kazutora estábamos preocupados. ¿Qué es lo que ha pasado? ¿Por qué nos ha bloqueado?

— No pienso responder a ninguna de esas preguntas. Quiero estar solo.

En sus ocelos un poco de tristeza se podía ver, incluso a él le dolía echarlos de esa forma.

Eres un traidor. Quizo pensar.

Es lo mejor. Para de una vez.

Los buenos tiempos no volverán.

— Soy de Valhalla, no necesito que los niños del ToMan me quieran cuidar.

Movió su cabeza con indiferencia falsa, sonando su cascabel con sonido tan delicado como su corazón ahora.

En cualquier momento pudiendo partirse en dos, se sentía de cristal.

¿Cuanto tiempo más podría soportarlo? Le necesitaba a su lado.

No se dio cuenta del abandono de los dos de la ToMan y el silencio repentino de la enfermería. Pronto pudiendo irse él también.

Volvamos a Valhalla. Pensó. Le habían dado el día libre.

A lo lejos podía ver como una silueta conocida le estaba observando, había ido corriendo al saber lo que había pasado. Pero con pasos firmes hizo caso omiso de nuevo a su llamado.

— Lo siento. . .

Cada vez que tenía que rechazarlo su corazón se hacía más pequeño. No podía verlo.

— Por favor Baji deja de buscarme.

No te quiero hacer daño.

Entre sueños y alas rotas. BAJITORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora