La mirada de Hanemiya Kazutora se encontraba pérdida entre las imágenes que ahora estaban en su cabeza. Justamente unas que fueron mal editadas de Chifuyu y Baji en posiciones para nada apropiadas, entre besos y abrazos. Hanma sabía que él caería rápido. Era débil.
Odiaba que supiera tan bien cuales eran sus debilidades. Pero sobretodo odiaba creerse esas cosas cuando en el fondo sabía que todo era falso. Podía notar que la mirada que le daba a él era diferente a la que le daba a Chifuyu. Sin embargo eso no ha quitado que se lo creyera.
Por un momento había dejado de respirar, sintiendo sus pulsaciones a mil por hora y sus manos más sudorosas que al principio, en medio de un ataque de histeria Baji intentaba aún tranquilizarle.
No supo si era una alucinación o si había tenido al chico alto cerca pero creía que en su cabeza había sonado un: matalo. Matalo. MATALO.
El pelinegro estaba muy preocupado sin saber cómo hacer que volviera mientras que sus compañeros estaban ayudándolos a que no fueran golpeados, no sabían que había pasado pero sabían que Kazutora no estaba bien ahora mismo. Quiso tirar de su mano para que no estuvieran en medio y acarrear más problemas a sus amigos cuando el pelinegro sintió un manotazo en su hábil.
— ¿Tora. . .? — Se estaba empezando a asustar cuando vio que había tomado una navaja. ¿Qué pensaba hacer con eso? Baji estaba sorprendido, dando unos pasos hacía atrás pero pronto volvió hacía delante cuando vio que no era a su persona al que quería apuñalar.
Kazutora, él intentaba apuñalarse a si mismo. Tuvieron que forjecear para que Baji pudiera tomar esa arma y lanzarla lejos, no le importaba si acaba por darle a alguien.
— KAZUTORA. CALMATE. — El de colmillos no sabía que le pasaba a su acompañante, toda la pelea había parado para ver que pasaba.
¿Acaso los miembros del ToMan se habían vuelto locos y ahora peleaban los unos contra los otros?
Pero todo se medio calmó cuando había comenzado a llorar desconsoladamente. Había tenido impulsos de lastimar a Baji, se sentía muy mal consigo mismo. Habiendo teniendo la fuerza de voluntad de cambiar el destino de la navaja hacía si mismo hasta que se le fuera retirada. Se mordió el labio inferior hasta que notó el sabor del óxido en su sin hueso.
Baji nunca le engañaria.
Baji le quería.
Sabía que eso era lo que tenía que creer aunque su mente estaba hecha un lío.
El abrazo de su pareja de nuevo fue lo que le hizo poner los pies en el suelo y olvidar esas palabras, imágenes y todo de su mente. Sollozando en sus brazos pero el momento dejaría de ser uno tierno y de liberación cuando un sonido cerca suyo le puso los bellos de punta.
Su primera reacción fue empujar con fuerza a Baji para que se alejara todo lo que pudiera del sitio. Tragando saliva, empezó a temblar.
Quizás había tenido esas visiones para el momento al que estaban ahora, predestinado quizás era. ¿Este era su destino?
Justo cuando pensaba que podía ser curado de sus sueños y alas rotas, cuando había encontrado su refugio y lugar de felicidad. Una sonrisa de tristeza se podía ver en su testa.
El sonido de una pistola quitándole el seguro haría resonancia en todas las personas que habían en el lugar. La gran mayoría asustados. Quizás él mismo el que más.
— Vamos, vamos. Dije que solo podías ser mío.— Tenía una mirada espeluznante, pero él solo podía mirarle de reojo. El miedo empezaba a invadirle más al ser el temor más intenso.
Estaba siendo apuntado con la pistola. No era Baji, era a él. ¿Pero no era mejor así?
Siempre había que eliminar al sobrante.
Justo él era esa persona. ¿Verdad?
— ¡Gatito! ¿Me piensas ignorar? ¿No quieres decir unas últimas palabras, Hanemiya Kazutora? — No, no. ¿Unas últimas palabras? ¿Realmente pensaba matarlo delante de todos? ¿Delante de Baji?
Suspira con resignación, las manos elevando hacía arriba como si le estuvieran deteniendo pero solo había sido un efecto reflejo de cuando le detenieron cuando tenía doce años.
Si justo ahora lo podía recordar con claridad, su mente se había puesto un bloqueo para protegerse y no pensar que era malo. Pero él había matado a Shinihiro Sano. Se merecía pasar por lo mismo. Las gotas saladas recorrían toda su testa. Aguantando la respiración.
El sonido del arma disparando hizo eco en sus oídos. Le arrancó su última respiración de cuajo, le quitó la sonrisa que mantenía en su semblante. Hizo que su mundo quedará a oscuras, cayéndose al suelo débil, herido.
— Baji Keisuke, te amo. — Fueron sus últimas palabras entre gritos de pánico. Casi insonoras, como si sus palabras se la hubieran llevado el viento.
Lo último que podía recordar eran gritos llamándolo, una herida en su costado y una mirada de pánico extremo en Baji cuando vio que lo que más amaba se perdía en sus brazos.
Una última mirada borrosa.
Mucha sangre derramada.
Y unos párpados cerrándose ante lo inevitable.
¿Se estaba muriendo?
Al menos pude salvarte, Baji. . .
Continuará?
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Entre sueños y alas rotas. BAJITORA
FanfictionUna venganza a veces puede costar la pérdida de lo que más te importa. Si pudieras evitar el mal que te avecina, ¿serías capaz de cambiar el futuro? Hanemiya Kazutora empezó a tener visiones, imágenes de otra vida que nunca pensaría que había tenid...