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No sabía cuando se había quedado dormido pero el fresco era incómodo en su piel desnuda, acabando por acurrucarse más en el pelinegro. Este entre risas besando su frente, pensando en lo lindo que se veía ahora mismo.

— Tora, Tora. Deberíamos irnos.— Acariciaba cabellos del chico de mechas rubias, si iba a ser así todas las mañanas le iba a dar un aumento en la azúcar. Tan tierno. — Kazutora. Vamos.

Acabó por abrir sus ocelos, empezando a recordar todo lo que había pasado y en el lugar que estaban, provocando que se separara de repente. Empezando a buscar su ropa para colocarsela, obviamente ahora arrugada.

— Ya estoy despierto, Kei. . . — No era capaz de mirarle, avergonzado. Se habían dejado llevar demasiado. Aunque no estaba arrepentido. — . . . Eh ¿tu madre no estará preocupada?

Cierto, menos mal que el colmillos avisó a su madre antes de nada de que aún estaban en casa de Mikey, una excusa algo predecible pero funcional.

— Todo está bien. . . aunque joder. . . — Tenía un montón de mensajes de los chicos de la ToMan, Baji empezó a responder mientras también se colocaba su ropa. Ignorando sus cabellos despeinados, Tora también estaba así y era demasiado dulce. — Tenemos que ir a casa de Mikey.

A Kazutora no le había gustado el tono con el que había dicho eso, seguramente habria algún problema. ¿No sería culpa suya, verdad? Pensaba a su pesar. Mirando también su móvil, él también tenía mensajes. Había uno en concreto que tenía miedo de mirar, lo ignoró.

Hanma.

No quería dejar que le estropeara su actual felicidad. Bloqueando su móvil, procediendo a meterlo en su bolsillo de la camisa.

— Toma tu casco, parece importante. Así. . .que ya luego iremos a casa. — Colocando este en cabeza del teñido, hizo lo mismo en la suya. Una vez listos y recogido todo, ambos se subieron en la moto.

La brisa era suave, refrescante. Alborotaba sus cabellos pero lo ignoraba mientras se agarra a la cintura de Baji, testa apoyando en la espalda foránea. Su mirada fue pasando por los frondosos árboles, era un bonito lugar esperaba poder volver en otra ocasión. Pena que el viaje había durado poco.

Pero una vez bajados y antes de entrar en la vivienda de su amigo, Baji le empujó a la pared dándole un beso intenso. A lo que acabó correspondiendo con una pequeña risa ante las ganas de su ¿pareja? Aún podía recordar esas palabras, le causaba mariposas en el estómago. Pasando a dar un beso en su cuello, donde tenía algunas marcas rojizas.

— Prepárate para que te miren raro, To-ra. — Murmura juguetón, ambos tenía un aspecto algo desordenado. Ropa arrugada y cabellos despeinados, sin obviedad las marcas que ambos tenían en cuello y en otras zonas de su cuerpo. Se sonrojó sin poder evitarlo. — Calla, Kei. Es tu culpa.

No dijo nada más y Baji tomando la mano de Kazutora entraron en la casa, donde ya los estaban esperando. Hanemiya lo primero que hizo fue esconderse detrás del pelinegro, avergonzado.

— Parece que no perdieron el tiempo. — Comenta un Mikey alegre abrazando por la cintura a Takemichi, el pobre chico podría estar tan avergonzado como Kazutora. — Tenemos cosas serias de las que hablar. . . — Aunque Mikey seguía teniendo su misma mirada de siempre y aunque parecía algo serio el asunto, sus labios se convertían en una curvilínea.

Estaban curiosos, el chico del tatuaje del tigre se asomó un poco entre su pareja observando a los miembros fundadores de la Tokyo Manji.

— Valhalla nos ha propuesto una pelea, el día 31 de octubre. . . Es decir, en menos de una semana. — A Kazutora le dio un escalofrío esa noticia, abrazándose con fuerza a Baji puesto que le habían llegado varias malas imágenes a la cabeza. No, no. Eso solo era un sueño. ¿Por qué aún así iba a ocurrir eso otra vez? — Hanma dice que quiere recuperar lo que es suyo. — Ahí fue cuando su palidez aumenta, casi pareciendo que podría desmayarse de un momento a otro.

— ¿P-Por qué? Porque. . . N-Nada sale bien. . . — Murmuraba para si mismo, en un nuevo trance. Solo quería ser feliz. ¿Por qué tenía que seguir persiguiendole? Había olvidado incluso respirar, rostro viéndose serio aunque estuviera prácticamente ocultado por Baji, este había notado el cambio en su Tora. Dándose la vuelta para tomar mejillas ajenas. — Nadie te quitara de mi lado, Tora. ¿¡Entiendes!? Joder. . . — Abrazandolo con fuerza se dirigió hacía los demás, testa girada hasta estos. — Pateemos sus putos traseros.

Todo están de acuerdo, no dejarían que su amigo fuera quitado de sus lados ahora que por fin lo habían recuperado.

Si quería pelea la tendría.

Entre sueños y alas rotas. BAJITORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora