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Le habían colocado una manta por los hombros, tapando al de hebras rubias y negras, aún se encontraba temblando después de lo que había ocurrido hace solo unos minutos.

Baji fue quien lo había llevado en brazos puesto que sus piernas no respondían. Fue el momento más vergonzoso que había pasado, suerte que se encontraba aún en shock después del intento de suicidio que había tenido.

¿Por qué aún le querían hacer sufrir? Solo quería desaparecer. Ahora sin embargo, se arrepentía. Al ver la miradas de todos, hubiera sido un golpe duro al menos eso parecía para Baji, lo tenía tan cerca que podía casi notar lo mismo que sentía aquel.

En el aquel amplio salón de los Sano, en distintos sofás se encontraban. Les habían dejado a Baji y a él en uno, puesto que se había puesto muy posesivo después de casi verle morir. Sentado encima de este, de lado, siendo abrazado por el nombrado casi siendo algo asfixiante. No lo era. Podía sentir tanto como su corazón alborotado como el mismo suyo, recordando en este mismo instante el beso que le dió antes de todo aquello al fijarse en sus carnosos labios.

El silencio era algo agobiante, teniendo en cuenta que todos seguro que querían decirle mil y unas preguntas, preguntas que no tenía ganas de responder.

— ¿Alguien quiere chocolate caliente?

Todos asistieron o dijeron que si menos él, fue Baji quien le hizo mirarle ya que se encontraba fuera de allá, al menos en cuerpo se encontraba allí pero su mente y pensamientos no. Tomando su mentón, delicado.

— Tora. ¿Quieres?

Su voz se encontraba ronca, se notaba el dolor de casi haber perdido a alguien querido. ¿De verdad le era tan importante? Era difícil de creer o ciertamente, las palabras de Hanma aún estaban en su cabeza.

"Él te ha reemplazado por el chico de cabellera rubia. "

Niega aunque no era a su pregunta, de todas formas se cuestionaba como que ese no estaba tan cerca de Baji, le resultaba raro. Parecían tan cercanos.

— Perdona. . . ¿Decías?

— Estas en las nubes, idiota. Qué si quieres chocolate caliente.

Se le notaba malhumorado, ese si era el Baji que él conocía le sacó una pequeña sonrisa. Le dolía verle tan cabizbajo sobretodo por su culpa.

— Si. ¿Tú vienes en el pack?

Quiso bromear, ya había sido mucha tensión por hoy. Pero todos estaban contentos de que ya se viera mejor. A pesar de que habían notado las ojeras y lo delgado que se encontraba. La preocupación era más que obvia.

— Pff. Me lo tendré que pensar.

Mikey junto a Takemichi fueron a la cocina, ahora que los veía se podía notar bastante cercanos. Sus miradas le delataban, que obvios pero lindos.

Se sentía más en calma, acomodando su cabeza en la anatomía foránea. Esperando a que volvieran los otros dos. Quiso preguntar por el chico que le había reemplazado pero las palabras no salían de sus labios, se atragantaban en sus garganta antes de que pudiera conseguirlo.

Pronto volvieron el par que había desaparecido, empezando a dar las tazas de chocolate humeante, olía bastante bien. La suya tomando con sus manos con cuidado empezando a soplar por el humo que solía. Sin dudas si tuviera gafas ahora estarían empañadas. Fue que iba a darle un sorbo que le preguntaron algo.

— Kazutora, ¿por qué no vuelves a la ToMan?

Fue Mikey, Takemichi le estaba poniendo un banderín a la taza en ese momento. Siempre tan infantil, seguro que la hubiera liado si no lo tuviera.

— Ah. . . no. . .

— N-No deberías quedarte allí, Kazutora.

Sus ocelos fueron hacía Takemichi, siempre parecía un gatito asustado. Era divertido. Una ceja alzó, siseando después su respuesta.

— Agradezco la preocupación pero yo no debería. . . Soy un traidor.

Era lo que sentía, sus palabras eran bastantes sinceras. Todos lo habían notado.

Y por ello, empezaron a decir que eso no era verdad. Igual sabían que ya tendrían tiempo para convencerle, esperarían.

— Piénsalo. Sigues siendo un miembro en ToMan, siempre.

— Por cierto, Tora. Después por la mañana te llevaré a casa. . .

Se había olvidado de eso, su cuerpo empezó a temblar un poco acabando por dejar la taza que apenas había tocado en la mesa cercana.

— Sobre eso. . .

Comenzó a explicarle donde había estado todo este tiempo desde que salió del reformatorio, así como le reclutaron en Valhalla y su vivienda temporal allí. Obvio sin saltarse el como su madre fría de corazón le había dejado en la calle.

— ESA MALDITA VIEJA.

Si. Esa maldita vieja que ya no le quería como hijo.

Entre sueños y alas rotas. BAJITORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora