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Había quedado con Hanma para ir a la base de Valhalla, ahí sería donde estaría viviendo momentáneamente hasta que encontrará otro lugar para vivir.

Feliz estaba de no tener que dormir otra noche en la calle pero sentía que debía arrepentirse.

Hanma. Ese chico le ponía los bellos en punta. No podía confiar en este, había sido bastante impulsivo. Toda su persona le decía que huyera ahora que podía.

Niega con la cabeza, ya no le quedaba otra que aceptar que lo había llamado. Sus pies se movían solo hasta el parque donde habían quedado.

Que gracioso, era donde había dormido la noche anterior. ¿Acaso le estuvo espiando?

Su mirada se encontró rápidamente con el joven alto, como para no verle.

— Llegas tarde, Kazutora.

Su mirada fue hacía su reloj. ¿Tarde? Estaba seguro de que había llegado minutos antes. No le daría mayor importancia.

Cuando sus ocelos volvió a fijar en el contrario fue que le lanzó una chaqueta blanca como la que solía tener el contrario, poniéndose esta lo más rápido que podía.

No le quedaba mal pero echaba de menos la negra de ToMan. No. No era así.

— ¿Por qué tantas ganas de que me uniera a tu pandilla?

— ¿Hm? Tenemos un mismo objetivo. ¿No crees?

Objetivo. ¿La ToMan quizás? ¿Sabría de sus delirios con matar a Mikey? No recuerda habérselo dicho a nadie aún y menos a aquel chico.

— Ya. . . Claro.

Con sarcasmo decía esas palabras. ¿Hacía donde iban? No recordaba haber pasado antes por aquella zona.

Hasta que vio el mismo símbolo de la espalda de las chaquetas en un viejo recreativo, su nuevo hogar.

Hogar, esa palabra se le hacía tan rara.

— ¡Bienvenido a Valhalla, Kazutora!

Exclamó, con una sonrisa algo espeluznante antes de que entraran en el lugar. Sus orbes por última vez dieron vista atrás y justo en ese momento pilló su mirada se había cruzado con alguien que bien conocía.

Podía notar la desilusión del mismo al ver su chaqueta y hacía donde iba, este le había querido decir que volviera a la ToMan. Pero ya no tenía caso.

Una sonrisa triste pudo verse asomar en Baji, así como en Kazutora antes de dar un paso hacía delante.

A partir de ahora era enemigo legítimo de la ToMan.

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El día no fue tan malo después de ello. Esa gente tenía una pinta algo difícil de describir pero no se comportaban mal con su persona. Sin embargo se encontraba algo irritado cuando su teléfono no paraba de sonar otra vez con mensajes y llamadas.

"Kazutora por favor habla conmigo.
No se que he hecho para que no me quieras responder pero es mala idea de que vayas con esa gente. "

"Yo quería pedirte hoy que vinieras a la ToMan. Todos te quieren de vuelta. Tora, por favor. "


El joven pelinegro realmente debía estar bastante desesperado al ver como se unían a esas personas. Negó con la cabeza, tumbandose en la cama de una pequeña cama que le habían prestado.

Olía a viejo, a moho y a saber que cosa más. Debía darle un limpiado algún día de estos, se nota que esto llevaba tiempo sin mantenimiento.

Echó un último vistazo a su móvil, a los mensajes, a la imagen de Baji que tenía en su icon. Y un mensaje puso a su pesar. Sintiendo como si una parte de él se estuviera rompiendo, quedándose con la persona que de lado estaba dejando.

Escribió, lentamente. Sus manos y dedos notaba temblar. Que incómodo.

"Baji, no quiero que me vuelvas a hablar. "


Al botón de bloqueo había dado, no quería volver a saber nada de este. Aunque eso no fuera lo quería realmente quería.

Sus ocelos empezó a ver el techo de esa habitación inhabitable. Perdido en la mirada rota de Baji al morir por una persona que consideraba especial. Unas gotas saladas cayeron por sus mejillas. Frías, salvajes y sin rumbo, así como iba su vida.

¿Valía la pena para ponerle a salvo no acercarse a este? No quería volver a pasar eso, sin saber que realmente fue otra vida paralela a la suya.

Tenía un mal presentimiento.

Entre sueños y alas rotas. BAJITORADonde viven las historias. Descúbrelo ahora