—¡Beep, beep! —escuché que estaba sonando la alarma, enseguida que me levanté alguien golpeaba la puerta de mi cuarto, abrí y estaba mi madre.
—Buenos días —saludó—. Hoy vamos a lo de tu tía.
—¿Va a estar Stacy? —pregunté por mi prima, también mejor amiga y hermana. Ella es mi compañera, la que siempre estuvo conmigo desde que nací.
—Si. —respondió.
Se fue de mi habitación, yo coloqué música y me fui a duchar. Estábamos en vacaciones de verano. Este será mi segundo año en la universidad. Fue complicado el primer año, me costó mucho, pero aprobé y ahora, oficialmente estaré en el tercer semestre.
Después de unos veinte minutos salí del baño, me vestí y bajé a la cocina. Mi outfit consistía en un vestido lila simple.
—Buenos días, abuela —saludé. Llevo más de 10 años viviendo con mi abuela desde que mis padres se separaron. Me serví café y me senté al lado de ella.
—¿Vas a ir a lo de la tía? —le pregunté. Es su hija y si no me equivoco, es la del medio. Mi madre es la más chica y mi tío el más grande.
—Si, va a haber reunión familiar —respondió. Como siempre, mi mente empezó a hacer ideas.
¿Será que viene un nuevo integrante a la familia? Espero que no, ya son muchos niños. Los amo, me gustan los niños, pero esta familia cada vez se agranda más.
—¿A que hora vienen a buscarnos? —pregunté mirando a mi madre.
—A las tres de la tarde.
Miré la hora y recién eran las once de la mañana. Me terminé el café y me vestí para salir.
—Voy a caminar —avisé—. Vuelvo antes de que nos vengan a buscar. No se preocupen.
Últimamente se me esta dando por salir a caminar, es raro, nunca fui de caminar ni correr en ningún momento del día.
Después de caminar por una hora y media, volví a casa. Mi abuela estaba terminando de cocinar.
—¿Precisas ayuda? —pregunté.
—Si. Pon los platos, los cubiertos y los vasos. —hice lo que pidió y comenzamos a almorzar. Desde hace unos años empezamos a implementar el almorzar y cenar las tres juntas. Antes comía cada una en su cuarto.
Las horas pasaron y yo no tenía nada para hacer, así que estuve viendo Tik Tok, hasta que escuché una bocina, señal de que llegaron a buscarnos.
—¡Llegó! —gritó mi madre. Agarré mi cartera y guardé mis auriculares, cargador, mi celular y una campera y salí de mi habitación.
Llegué a casa de mi tía y estaba casi toda la familia. Después de que llegaran todos nos sentamos en las sillas alrededor de las mesas. Hablábamos de quién estaba casada y quién soltera, sin incluir que algunos tienen hijos.
—Yo estoy soltera —dice una de mis primas que está juntada y con dos hijos. Claro, estábamos hablando legalmente, con papeles.
—Yo no estoy soltera —dice mi prima de 12 años. Todos la miraron.
—¿Estás casada? —le pregunté, ella negó con la cabeza—. Entonces estás soltera.
—Pero tengo novio —se apresuró a decir.
—Ante la ley estás soltera, de eso hablamos —exacto, papeles. Ella no mencionó más nada y yo me adelanté a hablar.
—A mi no me gustaría casarme. Es decir, me gustaría tener novio, juntarme y tener hijos, pero no casarme —me encogí de hombros. No veo la necesidad de tantos papeles, y lo que más me atormenta, es el hecho de ser "señora" y que cambie mi estado civil a casada.
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Una situación inesperada
RomanceDiana Howell, una chica Uruguaya que siempre tuvo miedo al compromiso, odia cualquier cosa que se relacione al amor, aunque toda su vida se idealizó tener una familia con el chico "perfecto". Philip Conway, un chico Italiano que está en busca de su...