Capítulo 14

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Este capítulo será escrito desde la perspectiva de Philip (muy pocos capítulos tendrán su perspectiva).

PHILIP.
*UNAS SEMANAS ANTES*

Después de una semana he vuelto a mi casa. Abrí la puerta, entré las maletas, subí a la habitación y allí las dejé. Noté que la casa estaba vacía, no había nadie así que mientras iba a la cocina llamé a mi madre para preguntarle por Diana.

—Hola mamá —saludé.

—Hola Philip, ¿ya regresaste? —preguntó.

—Si, ya estoy en la casa, una pregunta, ¿está Diana con ustedes?

—No, ¿no está allí?

—No, aquí no está.

Colgué la llamada. No podía creerlo, Diana se fue, aprovechó la oportunidad y me dejó. Subí devuelta a la habitación, me fije en el closet y ahí faltaba una maleta y ropa.

—¡Philip! —escuché el grito de mi madre.

Intenté aguantarme las lágrimas frente a mi madre pero no podía.

—Me abandonó, me dejó —se me cayeron algunas lágrimas.

—Tranquilo Philip, seguramente vuelva —intentó convencerme.

—Se llevó ropa, no creo que vuelva —aclaré.

—Quizás se fue por unos días, no seas negativo —insistió.

—No —zanjé—. Vió la oportunidad y me abandonó.

Mi madre me abrazó.

—Me duele mamá —lloré—. Le dije que si quería divorciarse de mi podría hacerlo y simplemente decidió irse. Le valió mierda lo que siento.

—No digas eso Philip —me agarró del mentón y me lo levantó—. Tú vales mucho, y si esa chica realmente te dejó cómo crees, lo superarás y seguirás adelante.

—No mamá —hice una mueca y bajé la cabeza—. Me enamoré de ella, de cada parte de su cuerpo, de su cara, sus ojos, sus labios, su piel, de sus locuras, su mirada, ¿cómo superar a esa chica? Me será imposible.

—La superarás —contradijo—. Aunque estoy segura de que volverá. Sea por el motivo que sea, va a volver. Por ley aún siguen casados, no podrá continuar con su vida si aún sigue casada.

—Tienes razón —rebatí—. Si ella vuelve así sea para pedirme el divorcio, se lo daré y ella podrá volver a ser feliz, en su país, de dónde nunca debió salir.

—Cariño, no te adelantes, quizás sólo fue a visitar a su familia —mi madre aún intentaba tranquilizarme, pero yo no podía—. Ven, haz las maletas y vámonos a casa, al menos hasta que logres calmarte.

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—Hermanito —saludó Felipe, me abrazó y enseguida miró detrás de mi—. ¿Y Diana?

—Diana no estaba, seguramente se fue con su familia —respondió mamá por mi.

—¿Te ha dejado? —me preguntó.

Una situación inesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora