Capítulo 19

280 17 4
                                    

Habían pasado unos días desde Año Nuevo, estábamos otra vez en Italia, vinimos a buscar ropa y algunas cosas necesarias para la casa en Uruguay, yo estuve empacando alguna de mis cosas y Philip estuvo muy ocupado con el tema del trono que casi no lo he visto. Esta noche va a renunciar frente al pueblo y va a nombrar a Felipe como rey. Éste aceptó sin problemas y su madre también.

—Robert, ¿me alcanzarías aquella caja? Por favor —señalé arriba del armario, él con tan solo estirar su brazo agarró dicha caja y me la alcanzó—. Gracias.

—De nada.

Voy a extrañar mucho a Robert. Al Philip renunciar a la corona y mudarse a Uruguay, Robert no podría continuar con nosotros, porque ya no necesitaríamos a alguien que nos cuide, además de que estaríamos viviendo en otro país, seguramente le toque ser el guardaespaldas de Felipe y eso me agrada, al menos cuando volvamos a visitar Italia nos reencontraríamos.

Últimamente estoy muy sensible, no sé si es el reencuentro con mi familia, el embarazo, el volver a casarme o el ir a vivir a Uruguay, pero me la paso llorando por nada y por todo a la vez.

Abrí la caja y dentro tenía algunos collares, que ni uso, tenía dos de perlas completamente iguales, así que decidí darle una a Robert.

—Robert —le llamé—. Me gustaría que le dieras esto a tu esposa.

—No podría... —le interrumpí.

—Acéptalo —exigí—. Tengo otra igual, ¿para que quiero dos?

—Muchas gracias, Diana —sin esperarlo, me abrazó y yo con gusto lo acepté.

Mi celular comenzó a sonar, era una videollamada de Stacy. Dejé mi celular arriba de una mesa, quieto y acepté la llamada.

—Por favor, que lío —se rió. Todo a mi alrededor estaba tirado y desordenado.

—Hola, sí, estoy bien, gracias —respondí girando los ojos.

—Ay, cierto. ¿Cómo estás? —preguntó.

—Agobiada, cansada —respondí obvia.

—Cuándo vuelvas estarás mejor, te lo aseguro.

—Eso espero —reí—. ¿Para que llamabas?

—A, si —se alejó de la cámara para verse de cuerpo completo—. ¿Cómo me veo?

—Diosa —respondí—. ¿A dónde vas, zorra?

—A ningún la... —la interrumpieron—. ¡A salir con un chico!

—¡Oh my god! —grité—. Stacy Cline Howell, ¡¿vas a salir con un chico y no me contaste?!

—Es que sabes que lo mío no es nada serio, hace no mucho tenía novio y mira como terminó —se encogió de hombros.

That's bullshit —respondí—. Stacy, sé que no es nada serio, te conozco, pero me agrada que me cuentes que vas a salir con un chico, así no sea serio, en algún momento conocerás al indicado.

—Ya lo conocí, Dani —respondió—. Y lo perdí.

—Entonces no era el indicado. Ya verás que cuando menos lo esperes, lo encontrarás.

—Eso espero.

—Cuando vuelva hablaremos respecto a eso. Ahora quiero ordenar un poco este desastre y luego saldré a caminar, adiós —me despedí.

—Adiós.

Me dispuse a ordenar la ropa y el montón de cajas que había. Había una caja para donación, otra de ropa para llevarme, otra para tirar, porque también tenía ropa desgastada y rota que ni sabía que aún tenía.

Una situación inesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora