Me desperté, me levanté y fui al baño. Me miré al espejo y tenía ojeras e incluso los ojos hinchados de llorar. La noche anterior, luego de que Philip me confesara lo del divorcio, mi mente estuvo dando muchas vuelvas, lloré un montón hasta quedarme dormida.
Me duché, salí del baño y me vestí. Philip aún dormía, yo salí de la habitación y fui hasta la cocina a prepararme mi desayuno. Me preparé café y me cociné algunos pancakes.
—Buenos días, smallie.
Se acercó a mi y me dio un corto beso en la frente.
—Buenos días.
Agarré mi taza con café, mis pancakes y me fui al comedor a desayunar. Quería estar algo lejos de Philip, no solamente por lo de la noche anterior, si no, porque me siento culpable porque en unos días me vuelvo a Uruguay y empecé a considerar la idea de quedarme allá y no volver a Italia.
—¿Por qué huyes? —preguntó Philip saliendo de la cocina con su taza con té.
—Quiero mi espacio.
Él lo entendió y se fue.
Habían pasado horas, yo estuve enfocada en el trabajo, Philip se dedicó a sus responsabilidades y no hemos vuelto a cruzar palabras.
—No puedo más —habló—. No puedo estar sin hablarnos. Arreglemos esto, no quiero que se arruine.
Tiene razón, a mi tampoco me gusta estar así.
—Tienes razón, discúlpame —me disculpé.
—Acepto tus disculpas y también quiero disculparme respecto al divorcio —se sinceró.
Estuvimos horas hablando y soltando cosas que teníamos guardadas —excepto la vuelta a Uruguay, no puedo decírselo—.
—Aún nos quedó algo pendiente de ayer —rió.
Recordé que ayer antes de que llegara la reina junto con Felipe y Eleanor estábamos por follar en el sofá.
—Después de ver que casi me roban a mi esposo, no quisiera ni separarme de ti —me reí, luego tomé una posición seria y volví a hablar—. Nos quedó pendiente y nos va a quedar pendiente, porque no pienso hacer nada contigo después de ver cómo se te acercó la esposa de tu hermano.
Me levanté del sofá —fingiendo drama— y Philip me agarró de la muñeca y me jaló hacía él quedándome sentada arriba de él. Comenzó a besarme el cuello y yo me hice la dura, pero es muy complicado, así que me di por vencida.
Me sacó el vestido de un tirón, comenzó a chuparme los senos —no tenía sostén—, empezó a dejar besos húmedos por todo mi cuerpo provocando que me estremeciera. Le quité la ropa y lo dejé únicamente en bóxer, él aprovechó para rozarlo con mi parte íntima, provocándome. Él si sabía como ganarme.
Lo moví dejándolo acostado y yo encima de él, esta vez fui yo quien comenzó a moverse encima de él en círculos. Lo escuché jadear. Me levanté, le saqué el bóxer y él me sacó mis bragas, volví a sentarme encima de él, esta vez, con su miembro dentro de mi, Philip me movió dejándome abajo de él y comenzó a moverse hacia adentro y hacia afuera, mientras se movía, me daba besos en la boca, luego bajaba al cuello y por último me chupaba los pezones, éstos ya estaban duros y mi piel se estremecía.
Después de unos minutos Philip acabó dentro de mi.Los días habían pasado. Llegó el momento más triste, despedirme de Philip. Hoy él viaja por una reunión importante y yo en la madrugada viajo a Uruguay. Es una despedida triste porque no sé cuánto tiempo estaré sin verlo y aún no sé qué día volveré.
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Una situación inesperada
RomanceDiana Howell, una chica Uruguaya que siempre tuvo miedo al compromiso, odia cualquier cosa que se relacione al amor, aunque toda su vida se idealizó tener una familia con el chico "perfecto". Philip Conway, un chico Italiano que está en busca de su...