—¿El vestido puedo elegirlo yo? —pregunté.
Habían pasado unos días en los cual tuvimos diferencias al momento de organizar la boda. Algunas cosas no me gustaban a mi y otras no le gustaban a él. No coincidíamos en casi nada.
—No —rechazó—. El vestido lo escojo yo.
—¿Puedo elegirlo yo? Prometo que no se va a transparentar, ni tener tajos, de hecho, puedo mostrártelo —intenté convencerlo.
—Está bien —resopló.
Me pasó la revista con diseño de vestidos y todos me gustaban, pero había uno en particular que me encantó.
Tenía una pequeña abertura en el pecho y un tajo en la pierna, pero sé que a Philip no le gusta.
—Me gustó este, pero sé que no me vas a dejar y—
—Pruébatelo —me interrumpió.
—¿Qué? —pregunté estupefacta.
—Pruébatelo, quiero verte con el vestido.
La chica de la tienda me alcanzó el vestido, fui al probador y me lo puse.
Me miré al espejo y me encantó como me queda, se me ve de maravilla.
—¿Ya te lo pusiste? Quiero verlo —escuché la voz impaciente de Philip fuera.
Salí del probador y quedó boquiabierto.
—Te ves fabulosa —habló—. Me encanta como te queda.
Sacó su celular y comenzó a hacerme fotos y yo empecé a hacer poses mientras reía. A pesar de que sea un desconocido para mí, me divierto a su lado y me hace reír en distintas ocasiones.
—Chicos, escóndanse, hay paparazzis buscando a Philip —dijo la chica que me alcanzó el vestido.
Conway y yo nos escondimos dentro del probador.
—¿Que hacen los paparazzis acá? —susurré.
—No lo sé —respondió Philip de la misma manera.
Estábamos los dos dentro del probador, un lugar con poco espacio, uno pegado al otro. Me sentía incómoda y presiento que él igual.
—Date la vuelta, voy a cambiarme —hablé.
Él hizo lo que le dije, intenté sacarme el vestido y no pude.
—Philip —susurré.
—Dime —respondió de la misma forma.
—¿Me ayudarías con el cierre del vestido? —pregunté. Lo escuché suspirar, se dio vuelta y me bajó el cierre lentamente.
Sentí su respiración en mi cuello y una de sus manos recorrerme la cintura hasta que se detuvo en uno de mis pechos, mi respiración se aceleró, mi pecho subía y bajaba, lo que sea que estuviera sintiendo me asustaba.
—Philip, ya puedes salir —escuché a la chica de la tienda, él sacó su mano de mi pecho, se alejó y salió del probador.
Me cambié y también salí.
—¿Puedo usar ese vestido o tengo que elegir otro? —pregunté.
—Es de mala suerte ver el vestido de la novia antes de la boda, así que, puedes venir con quien quieras y comprar el que te guste —sonrío.
Me alegró que dijera eso, aunque sinceramente, no me lo esperaba.
—Gracias Philip —no sé porque, pero lo abracé y me sorprendió que él me correspondió el abrazo.
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Una situación inesperada
RomanceDiana Howell, una chica Uruguaya que siempre tuvo miedo al compromiso, odia cualquier cosa que se relacione al amor, aunque toda su vida se idealizó tener una familia con el chico "perfecto". Philip Conway, un chico Italiano que está en busca de su...