Capítulo 9

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Abrí mis ojos lentamente, intentando acostumbrarme a la luz que proviene de afuera.
A mi lado no había nadie, así que supuse que Philip salió a algún lugar o se levantó a hacer el desayuno. Me senté en la cama y unos minutos después me levanté.

Escuché que alguien golpeó la puerta, me acerqué y la abrí.

—Buenos días, señora Diana —saludó Robert. Le devolví el saludo con un asentimiento de cabeza—. Philip la espera en la cocina.

—Dile que en unos minutos bajo.

Asintió y se retiró. Yo me acerqué al closet, agarré un vestido morado corto, ropa interior y me di una ducha rápida, cuándo terminé, bajé las escaleras.

—Buenos días, sleepyhead —saludó Philip.

—Buenos días, bear —saludé de regreso—. ¿Tanto dormí?

—Son casi las dos de la tarde, ¿que te parece?

—Dormí trece horas, es un montón, ¿por qué no me llamaste?

—Porque quería dejarte descansar.

Terminamos la conversación, me senté en la mesa y comenzamos a desayunar.

—¿Ya estás vestida para salir? Porque terminamos de desayunar y ya nos vamos con las maletas —avisó.

—Si Philip, ya estoy vestida, no voy a cambiarme de ropa.

Luego del desayuno, fui a buscar las maletas y bajé con ellas —cabe aclarar que Robert me ayudó porque yo no podía con todas—.

—Gracias, Robert.

Dejamos las maletas en una de las camionetas de los otros guardaespaldas. Alguno de ellos irán al campo donde dejaron el jet privado y otros nos seguirán a nosotros.

—¿A donde iremos? —le pregunté a Philip, aunque ya sabía su respuesta.

—Ya verás.

Nos subimos al auto, esta vez conducía Robert y Philip y yo íbamos atrás. Me puse auriculares y empecé a escuchar canciones en inglés.

Llegamos al lugar, nos bajamos del auto, caminamos un poco y entramos.

El lugar es bastante grande y alto, en la entrada tiene algunos cuadros de peces, delfines, entre otros animales acuáticos.

—¿Estamos en un Acuario? —pregunté sorprendida.

—Si —respondió simplemente.

¿Cómo podía responder con tanta tranquilidad? En mi vida vi un acuario, en Uruguay —el país donde nací y viví hasta mis 19 años— no había, o por lo menos, nunca me enteré de un lugar así.

—Gracias Philip, por llevarme a lugares que nunca en mi vida fui y gracias por absolutamente todo —le abracé. Nunca fui una persona de dar abrazos, pero cuando realmente me nacía, lo hacía.

—No me agradezcas pequeña, som detalles que voy a seguir teniendo —me devolvió el abrazo y me dio un corto beso en la frente.

Mi perspectiva respecto al amor está cambiando y eso me asusta. Estoy teniendo sentimientos encontrados por Philip.

Me agarró de la mano y empezó a caminar por todo el lugar mientras mirábamos los acuarios.

—Mira —señalé emocionada como una niña—. Un delfín.

Seguimos avanzando. También habían personas disfrazadas de sirenas, era algo increíble que no había visto nunca.

Ya estamos en el jet privado volviendo a Italia. Estos últimos días tuve una mezcla de emociones y no sé cómo me siento.

Una situación inesperadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora