Accidente

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- ¡Rápido, Teniente, tenemos que encontrar al sujeto! Yo iré por la derecha, usted por la izquierda! 

Estaban en una misión en la que Roy y Riza tenían que encontrar a un antiguo traficante de drogas, pero el hombre era tan escurridizo que se les había escapado delante de sus narices. Ahora tendrían que perseguirlo por toda la ciudad antes de que cogiera cualquier tren y le perdiera la pista. 

Roy fue hacia la calle de la derecha, mientras corría se puso sus guantes para realizar su alquimia de fuego. Miró hacia el cielo, se estaba oscureciendo. "Mierda" pensó "si no lo atrapamos antes de que empiece a llover no podré hacer nada de alquimia". Comenzó a correr más rápido, pero el hombre no aparecía por ningún lado. 

Riza, por su parte, estaba en la calle de la izquierda. Ella iba armada con una pistola y perseguía al hombre, que había tomado la misma calle que ella. De repente sonó un enorme trueno y comenzó a caer una lluvia torrencial. "Genial" pensó "ahora solo yo podré atrapar al traficante, el Coronel es un inútil en los días de lluvia". 

La rubia vio como el hombre doblaba una esquina y lo siguió corriendo, sin embargo tuvo tan mala suerte que tropezó en un charco y cayó de bruces al suelo. Fue a levantarse, pero, de repente sintió un enorme dolor en el pie izquierdo y no pudo moverse. Por fortuna para ella, era un callejón sin salida, por lo que el hombre estaba atrapado allí. Por desgracia, había soltado la pistola al caerse y ahora estaba en manos del traficante, que se acercaba a ella lentamente. Riza buscó su otra pistola, pero no la encontró. Estaba en un buen lío. 

- Vaya, parece que se te ha acabado la suerte, preciosa. -Dijo el hombre, mientras se agachaba para quedar a su altura. Era pelirrojo y tenía una mirada que daba miedo. Con una mano la acarició la cara. -Además, parece que tu noviete no está por aquí. Te voy a matar, pero antes nos vamos a divertir un poco, ¿te parece bien?

Riza gritó pero el hombre se puso encima de ella y la tapó la boca con la mano. Pero Riza no era una chiquilla indefensa y, con el pie que aún podía mover le dio una patada en su zona masculina que hizo que él se separara inmediatamente de ella y cayera a un charco. 

- ¡Zorra! -gritó- ¡Te voy a matar ahora mismo! 

En ese momento se oyó un disparo y el hombre cayó de rodillas. Tenía una herida en la pierna y no paraba de sangrar. 

- ¿Cómo has llamado a mi subordinada? - La cara de Roy Mustang era de pura rabia. Estaba empapado por la lluvia y sostenía una pistola. Junto a él estaban unos oficiales de la policía militar. 

- Encargaros de él -dijo mientras se acercaba a Riza. 

- ¡Enseguida señor! 

- ¿Está bien, Teniente? - Toda la rabia que hace un momento invadía a Mustang ahora se había convertido en preocupación 

- Si, pero no puedo levantarme. Creo que me he torcido el tobillo. 

Roy se agachó y la cogió en brazos. 

- Coronel, ¿qué hace? 

- Me ha dicho, Teniente, que no puede levantarse. La llevo al hospital. No puedo dejar que mi mejor subordinada esté con un tobillo torcido. 

Cuando llegaron al hospital un médico confirmó el diagnóstico: Riza se había torcido el tobillo y tendría que guardar reposo un par de semanas. Al no ser nada muy grave a Riza la dieron el alta enseguida y Roy la llevó a su apartamento. Cuando llegaron, la llevó hasta su habitación y la dejó con cuidado en la cama. 

- Bueno, Teniente, nada de moverse de la cama. Yo pasearé a Hayate y me encargaré de sus cuidados mientras está convaleciente. 

- Pero...-comenzó a replicar Riza. 

- Pero nada, siempre es usted la que cuida de mi. Ahora voy a ser yo el que cuide de usted. 

- Gracias....Roy.

Mustang se dio cuenta de que le había llamado por su nombre. Se acercó a ella y depositó un pequeño beso en su mejilla. 

- No tienes que darlas, Riza. Ahora descansa. 

One Shots "Royai"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora