Cita secreta

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ADVERTENCIA: ESTE CAPÍTULO TIENE ESCENAS +18

Roy llegó al comedor del cuartel general de Central esperando, como todos los días, ver a Riza. Habían pasado unos meses desde que su querida teniente se había convertido en la asistente personal de King Bradley y sólo podía verla durante las horas de la comida, pero, ese día, no estaba. Resignado, fue hasta la zona donde estaba la comida y se puso detrás de un par de secretarias que charlaban alegremente: 

- Mira lo que me ha regalado mi novio por el Día del Aniversario -estaba diciendo una. 

- Que suerte tienes, chica, yo lo voy a pasar sola. 

El Día del Aniversario se celebraba cada 14 de febrero y conmemoraba el día en el que King Bradley se había casado con su esposa, convirtiéndola en la Primera Dama de Amestris. "Claro", pensó Roy, "por eso Riza no está, Bradley habrá salido con su mujer y ella tiene el día libre". Mientras cogía la comida, se sentaba y comía solo, un plan se fue forjando en su mente. 

***

El teléfono sonó justo cuando Riza estaba saliendo de la ducha, así que cogió una toalla, se la puso alrededor de su cuerpo y fue a cogerlo. 

- ¿Sí? -Dijo cuando cogió el teléfono. 

- Elisabeth, cuanto tiempo. ¿Tienes algo que hacer esta tarde? - La voz de Roy sonó al otro lado de la línea. 

- ¿Qué quiere, Coronel? -Dijo Riza.

- Pues que va a ser, pedirte una cita, es lo que se hace cada 14 de febrero. 

Riza pensó seriamente en colgarle el teléfono. ¿Una cita? ¿Sabiendo que los estaban vigilando? Pero, por una vez, dejó su parte racional a un lado. 

- Claro, Coronel, me encantaría. 

- Bien, pues te veo a las 18:00 horas en mi antigua casa. Adiós Elisabeth. 

- Adiós, Coronel -Riza colgó el teléfono. 

***

A las 17:00 Roy llegaba a su antigua casa, una pequeña propiedad en medio del campo que pertenecía a su tía, aunque siempre estaba vacía ya que Madame Christmas prefería vivir en el club que regentaba con todas las chicas que trabajaban allí. Comenzó a preparar una cena romántica. 

Mientras tanto, Riza estaba terminando de prepararse: abrió el armario y eligió un vestido rojo largo, con una abertura en un lateral que dejaba una de sus piernas al descubierto y con un escote en forma de V que no dejaba mucho a la imaginación. No era la ropa que usaba con frecuencia, pero tenía vestidos de ese estilo para cuando tenía que hacer alguna misión secreta con Roy. Se dejó el pelo suelto y se puso un poco de maquillaje. Cuando estuvo lista, se calzó unos tacones, se puso el abrigo y salió hacia el lugar donde Roy le esperaba. 

***

- Riza, estás preciosa -Dijo Roy en cuanto abrió la puerta. Tendió una mano para que Riza le diera el abrigo. 

- ¿Estás seguro de que nadie sabe qué estamos aquí? -Dijo ella a modo de saludo. 

- Nadie, te lo prometo. Esta noche es para nosotros. -Roy condujo a Riza al comedor. En el centro de la mesa había un ramo de flores rojas, Roy se acerco a ellas, las cogió y se las tendió a Riza -Este es mi regalo, espero que te guste. 

Riza miró las flores, las cogió y las dejó de nuevo en la mesa. 

- Gracias, Roy, pero no tengo donde dejarlas. Yo también tengo algo para ti -Riza se acercó a Roy y le susurró en el oído -esta noche solo somos nosotros. Roy y Riza. Nada más. -Después se acercó a sus labios y le besó. 

Roy cogió a Riza de la cintura y la atrajo hacia él para profundizar el beso, después la llevó hasta la mesa, donde la sentó, se separó unos centímetros de ella y la preguntó: 

- ¿Prefieres empezar aquí o prefieres ir directamente a la habitación? 

Riza, a modo de respuesta, le atrajo hacia ella para darle otro beso. Riza comenzó a quitarle la ropa a Roy y él hizo lo mismo con el vestido. Las prendas quedaron esparcidas por el suelo de la sala. Cuando ambos estuvieron desnudos, Roy tumbó a Riza en la mesa, haciendo que las flores se cayeran al suelo, aunque a ninguno le importó mucho. Roy dio otro beso a Riza y comenzó a explorar su cuerpo con sus manos. Una mano acariciaba sus pechos mientras la otra iba bajando poco a poco hasta llegar a su centro. Riza solo pudo gemir cuando sintió que los dedos de Roy se hundían en ella y él sólo paró cuando ella llegó a la cumbre. 

Después Roy bajó de la mesa, la cogió en brazos y, entre besos, la condujo al dormitorio. Allí la tumbó en la cama, se colocó de nuevo sobre ella y puso sus manos junto a las suyas y entró en ella. Ambos se movían de forma sincronizada, como si sus cuerpos supieran que habían nacido para estar juntos. Después de un tiempo y con un gemido más fuerte, ambos terminaron. 

Roy se tumbó al lado de Riza y la atrajo hacia ella, abrazándola fuertemente y acariciando su espalda, las cicatrices que él la había hecho. Riza estaba empezando a quedarse dormida cuando él la besó en la frente y la dijo. 

- Te amo tanto, Riza. Ojalá poder hacer esto todas las noches sin tener que escondernos. 


One Shots "Royai"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora