Primeras veces (I)

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El sol estaba comenzando a dejar ver sus primeros rayos cuando Riza se despertó y salió de la habitación. Era aún muy pronto y tanto su padre como Roy dormían en sus respectivas habitaciones, sin embargo, ella no podía dormir por un motivo muy importante: era el cumpleaños de Roy y quería hacerle una pequeña sorpresa. La joven bajó a la cocina, donde preparó un desayuno compuesto de tortitas y chocolate, lo dejó todo encima de la mesa, subió a su cuarto a vestirse y volvió a bajar. Dejó en la cocina una nota que decía: "he salido a hacer unos recados importantes, volveré a la hora de la comida." y se marchó hacia el pueblo. 

Poco después de que Riza se marchara a hacer sus recados, Roy se levantó de la cama y bajó a la cocina. Era su cumpleaños y, aunque sabía que el maestro se olvidaría de ello, estaba seguro de que Riza no lo había hecho. Pero, cuando llegó a la cocina lo único que se encontró fue un plato de tortitas con una taza de chocolate y una nota de la joven que decía que pasaría la mañana fuera. "Genial" pensó Roy "ni siquiera ella se ha acordado de mi cumpleaños". Se comió el desayuno y subió a su cuarto para vestirse y comenzar con sus lecciones diarias de alquimia junto al maestro Hawkeye. 

Así, entre recados para una y estudio para otro, llegó la hora de comer. Riza llegó con un enorme paquete en las manos y una bolsa en el hombro, entró siendo lo más silenciosa posible y se fue directa a la cocina. Allí depositó el paquete en la mesa, lo abrió y dejó al descubierto una enorme tarta de chocolate. También dejó la bolsa en la mesa y sacó su contenido: una serie de velas, que fue colocando en la tarta, y un paquete envuelto. Cuando todo estuvo preparado subió al despacho de su padre y tocó la puerta: 

- Papá. Señor Mustang, es hora de comer. -Dijo. 

Como siempre, su padre no contestó, pero Roy abrió la puerta y la dijo: 

- ¿Cuántas veces tengo que decirte que me llames por mi nombre? 

- ¿Una vez al día? -Dijo Riza divertida -¿vienes a comer, Roy? 

- Dame un minuto, enseguida bajo. 

- Te esperaré en la cocina, entonces. 

Roy volvió a entrar en el despacho de su maestro, recogió sus cosas y le dijo que volvería enseguida. Después bajó a la cocina y no pudo disimular su sorpresa cuando llegó y se encontró con una enorme tarta de chocolate en el centro de la mesa lleno de velas. 

- Feliz cumpleaños, Roy -Dijo Riza- vamos, sopla las velas antes de que la tarta se derrita. 

Roy estaba paralizado, pensaba que se había olvidado de su cumpleaños, pero no, solo le estaba dando una sorpresa. Se dirigió a la tarta y sopló las velas. Después vio que Riza le estaba tendiendo un paquete. 

- Espero que te guste. No sabía qué comprarte. 

- No tenías que comprarme nada. -Dijo Roy mientras cogía el pequeño paquete. Cuando lo abrió se encontró con un pequeño cuaderno de notas y un bolígrafo. 

- He pensado que te gustaría tener algo así para, cuando te vayas al ejército, poder seguir estudiando como haces ahora. O, simplemente, para que te acuerdes de mí. -Dijo Riza. 

Roy estaba sin palabras y un impulso hizo ir hasta Riza, que estaba esperando alguna reacción por parte de él, la cogió de la cintura y la dio un beso. Después de varios segundos se separó de ella y, por la cara que estaba poniendo la joven, vio que era la primera vez que la besaban. 

- Riza, lo siento, fue un impulso -Roy intentó disculparse, pero ella se estaba acercando a él. 

- No te disculpes -dijo Riza aún sonrojada- soñaba con que tú fueras la primera persona que me besara.

Después ella se acercó a él y le devolvió el beso. 

One Shots "Royai"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora