Creo que este capitulo no va a dejar a nadie indiferente. Que los disfruteis. Gracias por los cometarios y los votos.
"Cuando ya todo era ceniza y nada más podía pasar, llegó el viento." - Mónica Carrillo
Nunca era suficiente. Dedicaba cada día a superarla, pero parecía un esfuerzo en vano. Parecía un universo paralelo, en el que ocurrían cosas en las que no me fijaba o dejaba de lado, porque me parecía un momento irreal, como si cuando me recuperase, volvería a la normalidad, a vivir. Como un castigo divino de una vida pasada, me atrapa y no me deja libre. Todos parecen saber lo que quieren y a quien quieren. Ellos avanzan y yo sigo parada dando vueltas sobre la misma herida abierta sin dejar que cicatrice.
- ¿Interrumpo algo?- digo abriendo la puerta del taller. Es como si no saliese de aquel cuarto. Separa su mirada de la pantalla y se gira hacia mí.
- Pasa.- dice echándose hacia atrás en la silla. Veo que a su alrededor hay varios vasos que debieron contener café en algún momento.
- ¿Mucho trabajo?- ella se lleva las manos a la cara notablemente cansada y suspira.
- Sí, hoy parece que nada me sale bien.- dice de nuevo mirando a la pantalla del ordenador.
- Entonces será mejor que te deje seguir.- digo con intención de salir de allí.
- No, quizás un descanso me siente bien.- dice bajando la pantalla para cerrarlo.- ¿Y ahora qué te pasa?
- ¿Tiene que pasar algo para que venga verte?
- Normalmente sí.- y tiene razón. Un extraño dejavù se dibuja en mi mente.
- Es solo que no quiero estar ahí fuera.
- Dices que es porque sienten lástima de ti, creo que eres tú la siente lástima de ti misma. Te estás dejando arrastrar por un mal momento.- dice apoyándose sobre la mesa con los codos.- No quiero sonar cruel, pero es una ruptura, ocurren a todas horas, tu vida sigue. Creo que la has idealizado, en tu cabeza es una damisela en apuros, cuando en realidad es la villana de tu historia.- en cierto modo sí, ha sido cruel.
- ¿Alguna vez has estado enamorada?- ella levanta los hombros despreocupada.
- No creo, y después de ver cómo estás, espero no estarlo nunca.
- Ella no es mala persona. Simplemente creo que no es consciente del efecto que puede crear en otras personas.
Debido a su extraña necesidad de ocultarse ante otros, Nerea terminó por ignorar que, a pesar de eso, todavía había personas que podían verla. Decidió menospreciarse por años, maltratándose psicológicamente, alejándose a si misma de la realidad, que olvidó que alguien podía llegar a quererla, con los defectos con los que cargaba, y con las virtudes que ignoraba. No creo que llegue a ser consciente del valor de su presencia para otros, y no puedo culparla por eso. No puedo culparla por una frialdad que ella misma se impuso y que nadie pareció notar hasta que parecía ser tarde.
- No te enfades conmigo por decir lo que pienso, en un mundo de hipócritas los sinceros somos los malos.- dice girándose para mirarme de frente.
- No me enfado, es solo que eres demasiado sincera, y a veces es molesto escucharlo.- digo mientras acaricio gotas de pintura seca sobre la mesa.- Y menos mal que eres arquitecta. Darías pena como abogada que utiliza frases del Joker en su defensa.- ella suelta un breve carcajada.
- Me has pillado.- respira hondo y vuelve a tener el semblante serio.- Solo creo que eres demasiado joven como para ignorar que la vida sigue a tu alrededor y no te espera. No te conozco desde hace demasiado tiempo, pero aun así, se nota que has cambiado.- es cierto que no me conoce como para saber eso, pero de algún modo puede intuirlo.
- ¿Para bien o para mal?- trato de saber.
- Sabes que me gustan todas tus versiones.- la miro con reproche ya que no estoy de humor para sus comentarios, y ella parece entenderlo.- No dejes que esta situación te deje paralizada. Créeme, tarde o temprano te lamentarás por este tiempo perdido.
- Lo sé, pero no sé cómo seguir adelante.- ella aldea la cabeza y por un segundo parece humana, más humana de lo que se ha mostrado nunca antes delante de mí.
- Déjate llevar, no analices todo lo que ocurre a tu alrededor, no todo tiene un doble significado. Poco a poco volverá esa persona que eras, siempre y cuando te des un poco de libertad.- ella mira hacia abajo pensativa.- Supongo que es más fácil decirlo que hacerlo.
- Supongo que sí.
- De todas formas, creo que puedo ayudarte.- la observo esperando que me dé una alternativa.- Levántate.
Por un momento espero que me diga algo más, pero cambio de opinión, pensando que quizás sea otro de sus juegos. Me pongo de pie delante de ella y doy un paso a un lado para conseguir más espacio, pero en cambio no llego a moverme ya que ella a colocado una mano en mi costado al mismo tiempo que se levanta, haciendo que ambas ocupemos el espacio que antes nos separaba. No puedo mentir y decir que me cogiera desprevenida, porque empiezo a acostumbrarme a sus insinuaciones, debí suponer que su primer movimiento no tardaría en hacer acto de presencia. Su mano se desliza de mi costado a la espalda, haciendo que estemos más juntas. Siento su calor y llega a resultar tentador, después de estar meses sin sentir el más mínimo contacto íntimo de nadie ahora puedo sentir su respiración a través de mi piel y su aliento chocar en mis labios. Quizás el deseo adormilado que abre los ojos, la prometedora tranquilidad que otorga la ausencia de compromiso o simplemente ver más allá de lo que se dice, por eso y más me veo tentada. Una llama se despierta dentro de mí y amenaza con consumirme si no hago algo al respecto. Prácticamente puedo sentir la fantasmagórica presencia de sus labios cada vez más cerca de los míos. Pero abro los ojos y no es ella, y de algún modo me sorprendo, a pesar de que lo sabía desde el principio. La culpabilidad pesa al darme cuenta de que pienso en ella más que en la persona que tengo delante. Una mano dubitativa se levanta para colocarse sobre su hombro, es entonces cuando se da cuenta de que he entendido su propuesta, pero la rechazo. Ya con los ojos abiertos, veo que se muerde el labio y cede en el agarre para que me separe. Cuando cruzamos la mirada es evidente que el deseo que sentía no era en vano, lo compartíamos. Por un segundo me cruza la cabeza la idea de dar un paso adelante y volver a la posición anterior, pero la desecho mirando hacia otra parte que no sea ella. Es innegable su atractivo y el magnetismo de su carácter, y eso hace que la posibilidad no se desvanezca del todo de mi cabeza, a pesar de los intentos.
- Sabes que no puedo hacerlo.- mi respiración es más pesada de lo que esperaba, y ella lo ha notado.
- Entiendo que no quieras una relación, pero es no es lo que te propongo.- su voz es más grave de lo normal, quizás por la antelación de lo que pudo ser y no es.- Podrías volver a sentir algo, aunque no sea emocional, sino físico. Podrías recuperar algo del control que perdiste.- veo más allá de las implicaciones morales, veo lo que hay en su cabeza, y eso hace que me remueva en mi sitio.
- Las relaciones con derecho no funcionan. Podríamos terminar hiriéndonos la una a la otra, y me caes bien, no quiero estropear esto.- hablo todavía agitada.
- Prometo no enamorarme de ti.- dice levantado la mano derecha abriendo la palma, como si fuese un juramento.
- Eso no puedes prometerlo.
- Menuda autoestima.- dice fanfarrona.
- Sabes a lo que me refiero.- ella asiente sin sacarme los ojos de encima.
- Sí, claro que lo sé.- claro que lo sabe, es como si pudiese meterse en mi cabeza.
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LA VIDA UNIVERSITARIA
Teen FictionEsta es la historia de Nerea, de 18 años. Está apunto de empezar primero de Arquitectura. Ni por asomo se imagina lo que le espera. Entre planos, clases y fiestas universitarias conocerá a muchísima gente,...y mientras tanto a si misma. @OneShippe...