VISTA AL FRENTE

7.9K 309 11
                                    

Como una granada de mano activada enterrada bajo tierra. Algo asi ocurre en mi interior, algo ocurre cuando logro ser consciente de que ha sucedido. Noto como se expande al mismo tiempo que destroza todo a su alrededor. Hace que todo tiemble y por un instante quede suspendido en el aire. El suelo se agita debajo de mi y un constante pitido ataca mis oídos. Ni siquiera soy capaz de recordar lo que he dicho. Algunas palabras sin orden chocan en mi cabeza, pero ninguna de ellas es gay, lesbiana u homosexual. Aun así creo que ha quedado claro, para bien o para mal. Lo sabe Natalia, lo saben mis amigas y ahora mi familia, ahora es cuando las cosas deberían ser mas fáciles, pero no lo veo claro. Mi inseguridad a la hora de salir del armario no deja que mi relación con Natalia arraigue, mis amigas no saben como actuar frente a mi sin sacar a la luz que algo no va bien entre nosotras, y mi familia....no se que esta pasando. No me concentro, no quiero salir de la burbuja que han creado mis pensamientos. Mientras ellos hablan escucho otras voces en mi cabeza provocando que se activen todas mis alarmas. Algo me dice: esto no quieres escucharlo. Y no lo hago. Creo que ni siquiera he levantado la mirada de mi plato. La honda expansiva de mi confesión me provoca mareos. Todavía noto como la metralla destroza lo poco que quedaba de mi. Algo se mueve a mi alrededor pero no soy capaz de reconocer lo que ocurre. De nuevo me siento cansada y agotada, con ganas de dejarme caer y esperar a que todo suceda, entonces recogeré mis restos con la ilusa esperanza de reconstruirme. Quiero abandonar mi cuerpo y con él las pesadas limitaciones. Quiero gritar que tiren mi toalla al ring, busco una bandera banca que me rescate del calvario en el que estoy encerrada. Pero no puedo hacerlo, esta es mi vida y es como huir de mi propia sombra. Mi eterna compañera que oculta mi lado mas oscuro, siempre conmigo. Oigo la voz de mi hermano, pero no la escucho. Tampoco quiero. Pasan los segundos y consigo reconocer lo que dice, pero porque esta hablando conmigo, es el único de la sala que lo hace. Quiere que me levante.

Nos vamos.

Es lo único que entiendo claramente. Me ayuda a ponerme en pie, porque ni siquiera reacciono. Mi corazón acelerado bombea con tal fuerza que el sonido de mi sangre recorriendo mi cuerpo es todo lo que puedo escuchar, dejándome aturdida y con un continuo cosquilleo en mis orejas. Noto como el aire sale de mi cuerpo y regresa abrasando mi garganta. Creo que quiero llorar, pero mi cuerpo ha llegado a tal punto de independencia de mi mente, que no puedo.

Camino por la casa directa a la puerta, notando la mano temblorosa de mi hermano en la espalda. Antes de salir de casa me giro para intentar reconocer lo que queda de hogar en lo que era mi casa. Mi padre frente a mi madre. Hablando, gritando, no se si entre ellos, a Pablo o a mi. Escucho un ultimo suspiro nacer de mi boca cuando vuelvo a mirar al frente, como un anhelo de volver y que todo sea como antes. Pablo se coloca tras de mí y me agarra ambos brazos para que camine a la misma velocidad que el. Rápidamente bajamos las escaleras, ni siquiera le da la oportunidad al ascensor, seria esperar demasiado. Desde el rellano se escuchan murmullos provenientes de casa. Instintivamente me tapo los oídos y ahogo un aullido dentro de mi.

Vamos.- escucho a tras de mi.

Es como si reconociese que lo que sea que esta ocurriendo allí me esta matando e intenta alejarme de ese veneno. Pero no dice ni una palabra mas. Cuando llegamos al garaje nos subimos a su coche en silencio. Después de las prisas por salir de casa, ahora ambos estamos exhaustos y esperamos unos segundos para recuperarnos. Él no arranca el coche, se queda allí respirando a bocanadas y mirando a todas partes, como si buscase algo que se le escapa. Agarra el volante, como si le fuese a ayudar a mantener el control. Lo miro de reojo pero el no me esta mirando. La idea de haber decpecionado a toda mi familia me ataca como un martillo pilón dentro de mi pecho y me lo parte en mil pedazos. Es mi hermano y no es capaz de mirarme. No sabría decir cual de los dos lo esta pasando peor. Parece que no sabe dónde meterse, como si esta situación le viniese grande. Como hermano mayor siempre lo he admirado. Siempre iba un paso por delante, ha sido siempre mi ejemplo a seguir. Y ahora esta aquí, a mi lado, sin saber qué hacer conmigo. En arrebato siento toda mi rabia y tristeza apoderarse de mi. La asfixia me oprime el pecho. En un intento de no comenzar un llanto descontrolado, miro por la ventanilla hacia la nada, tapándome la cara con la mano para que no vea que me desmorono por segundos. Es lo ultimo que necesita.

LA VIDA UNIVERSITARIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora