Sé que hace años que no me paso por aquí. En su momento, la situación no me permitió dedicarle el tiempo que yo consideraba merecía, y finalmente quedó en segundo plano. De todas formas, yo todavía tenía ideas sobre cómo me gustaría que terminase. No va a ser como me gustaría, pero al menos quería compartir esta parte con vosotras. Finalmente, agradeceros vuestra compañía y el cariño que he seguido recibiendo. Por mí y por vosotras, he decidido darle un punto y final a esta historia. Espero que os haya gustado. Un abrazo y cuidaos mucho.
La primera vez que te dije "te quiero" estabas a 1000km de distancia, no había amanecido, tú todavía no habías dormido y fue lo último que dije antes de colgar. Yo llegaba tarde y el sol no había salido. Te marchaste meses después de terminar la carrera. Tu proyecto final llegó a manos de un estudio en Manchester. Te iban a comprar la idea, querían conocerte, así que fuiste una semana. Al volver, me regalaste tu verano y te volviste a ir. Acordamos ser amigas, a pesar de ese verano. Tú te ibas por tiempo indefinido, y a mí me quedaba mucho por hacer aquí. Intentamos normalizarlo. Nos llevó tiempo. Te dije ese "te quiero" después de que preguntases por mis exámenes, mis amigos y mi madre. Aquella madrugada te planteaste volver a España. Yo no lo supe hasta un tiempo después. Estabas pasando unas malas semanas, y no veías el final. A pesar de eso, hiciste buenos amigos. Te gusta rodearte de gente que te aporte, y ellos no pueden resistirse a tu magnetismo. Sé que también conociste a gente especial. Pero no me hablabas de ellos. Yo te preguntaba, pero tú no querías. No te parecía relevante. Todavía me pregunto cuántos corazones rotos sin querer dejaste en aquel país. A veces te hablaba de mis citas. Tus comentarios iban poco más allá de alguna amenaza pasiva si no me trataban bien. No eran celos, era tu manera de decir que esperabas que encontrase a alguien que me hiciese feliz.
No era extraño que mi madre terminase por colarse en nuestras videollamadas. Ella bromeaba diciéndote que deberías quedarte a cenar. A veces cruzabais breves conversaciones. Yo le hablaba de ti, por lo tanto procedió a tratarte como si fueses de la familia. Al igual que a Claudia, al igual que cualquier persona que me hiciese sonreír. A pesar de apenas haber hablado en persona, rompiste la barrera de sobriedad frente a ella e incuso te atrevías a bromear.
En una de tus visitas a España para visitar a tu hermano, fui a recogerte al aeropuerto. Me levantaste por los aires. Eras más fuerte de lo que recordaba. El estrés te hacía refugiarte en el ejercicio. Casi te beso en el aeropuerto. Te dejé marchar bajo la promesa de vernos pronto. Pasaste un fin de semana en mi casa. Fue idea de mi madre al saber que volvías. A veces Nacho también se quedaba a dormir. Mi padre. Pero me refiero a él como Nacho, el novio de mi madre. Está bien. La veo feliz y él sabe que no tiene sentido intentar compensar el pasado. No es necesario. Su historia debía suceder como ha sucedido. Comimos los cuatro juntos, casi como una familia. Creí que te podía hacer sentir incómoda, pero estabas radiante, tu hermano iba a ser padre. Mi madre quiso recalcar que de esa manera vendrías más a menudo a España. Aquella noche quise dormir en el cuarto de invitados. No me lo permitiste. Volví a abrazarte en el balcón. Susurré en mi cabeza que ojalá no te tuvieses que ir nunca. En tus ojos vi cómo echabas maldiciones a Manchester. Aquella noche hicimos el amor sin querer hablar de nada más.
Ese fin de semana me contaste que tuviste miedo la primera vez que te fuiste. Era tu proyecto, pero para hacerlo realidad debía de dejar de serlo. Tú no lo entendías, pero tu falta de experiencia te cegaba ante los desconocidos que despedazaban tu propiedad. Se escapaba a tu control. Eras relevante en tu propia creación, y eso tuvo su precio. Eras una becaria y Manchester era tan grande. Tu acento, tu aspecto, tu juventud y tu inexperiencia eran tu enemigo. Lloraste muchas noches. Estabas pagando un alto precio por algo que no sabías si tendría recompensa.
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LA VIDA UNIVERSITARIA
Teen FictionEsta es la historia de Nerea, de 18 años. Está apunto de empezar primero de Arquitectura. Ni por asomo se imagina lo que le espera. Entre planos, clases y fiestas universitarias conocerá a muchísima gente,...y mientras tanto a si misma. @OneShippe...