Aburrimiento, demasiado diría yo, que miraba la lluvia caer desde el otro lado de la ventana. Me sentía como en una de esas películas de terror en la que la chica está sola en su casa y de repente recibe la llamada de un asesino preguntándole cuál era su película de terror favorita. Segundos después, la mencionada muchacha moría de la forma más espantosa posible.
Tenía planes para la tarde antes de que se arruinaran por culpa de la tormenta. Había decidido ir a ver a Lauren , la chica que me traía loca desde que la vi por primera vez en la clase de natación para principiantes. Vestía, en ese entonces, un bonito traje de baño que le quedaba algo más pequeño y le apretaba sus generosos pechos a tal grado que los pobres parecían a punto de salirse de él. Durante toda la clase me mantuve pegada a su silueta, a la tez blanca de sus piernas, a su cuello refinado y su pelo de color negro, que coronaba sus hermosos urbes verdes esmeraldas . Un hermoso rostro tierno y virgen miraba con sonrojo a todas las otras chicas. Me pregunté si se sentiría menos que las demás.
Las clases de natación habían comenzado dos semanas atrás, así que algunas de nosotras ya nos conocíamos y como era habitual, había cierto rechazo hacia ella por ser la nueva. Eso sin contar la burla que le hicimos cuando se metió a la piscina, cuya agua estaba fría y provocó que las pequeñas puntitas de sus pechos se alzaran por encima del traje. Mientras la mayoría se burlaba, yo me quedé quieta, mirando con poco más que morbo lo bella que era. Lo tierna e inocente que se manejaba la hacía incluso más sexy, y fue gracias a eso, que yo siendo atraída como abeja al polen, me acerqué y comencé con ella una amistad que se había vuelto algo más cercana gracias, sobre todo, a mi facilidad de palabra y mis bromas picantes, discretos intentos de coqueteo para hacerle ver que estaba ansiosa por tenerla en mi cama y nadar entre sus piernas. Y yo era muy buena nadadora.
Total que esos planes se había arruinado a causa de la lluvia, y como la luz iba y venía a cada rato, no me atrevía a prender el televisor. Una escasa luz del día se filtraba por la mañana y me hacía sentir triste, resentida con el clima.
Fue entonces, mientras jugaba con mi gato Pelusa, que escuché cómo sonaba el timbre de la puerta. Con ésta lluvia ¿quién se atrevería a venir? Fui a abrir y me encontré con la silueta de Lauren , totalmente empapada, con sus mechones de pelo negro cayéndole por sus mejillas, su delineador de ojos ahora corrido por el agua. Toda ella temblaba de frío y se abrazaba para darse calor.
—¿Qué haces aquí? Te dije que no podríamos salir por la lluvia, repliqué y la metí a la casa de un jalón.
—Cuando me llegó tu mensaje ya estaba en el autobús. Me bajé a tres cuadras de aquí y caminé. Pensé que me ahogaría.
—Ay! , no digas tonterías. Ven, vamos a cambiarte la ropa.
La llevé de la mano hasta el segundo piso de la casa y la metí al baño. Como no había traído ella otra ropa, fui a mi armario y en ese momento se me ocurrió que podría darme un poco de gusto. Así pues, busqué unos pequeños shorts deportivos que no había usado en mucho tiempo, lo bastante cortos como para que las blancas piernas de Lauren se vieran reveladoras. Busqué una blusa sencilla, con una tela tan suavecita que le permitiera a sus nenas estar cómodas.
—Te dejo la ropa aquí en la meseta, le dije asomándome por el baño.
—Muchas gracias, amiga! .
—Por nada. la miré un segundo. Su silueta se veía diáfana a través de la cortina. Estaba desnuda, de perfil a mí y vi cómo sus manos pasaban por encima de la curva de sus senos y se delineaba las caderas y las nalgas.
Suspiré, con el corazón latiendo a mil.
—¿Camila ?
—Estaré en mi habitación.
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Varios Oneshot de Lolo y Camz
Kısa HikayeHistorias cortas de Lauren y Camila, engaños, romances, venganza, humor, amor de esta joven pareja.Espero les gusten. Ficción