Y Lo Que Pasó

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La puerta se abre creo que sola porque mi corazón latía a mil y mis manos sudaban y lo veo parado justo a mi izquierda con una sonrisa que a cualquiera llega a derretir nos quedamos viendo el uno con el otro sin decirnos nada pasaron unos segundos y reaccionamos.

—Hola...—Su voz suena ronca y nerviosa a la vez.

—Ho...la...—Creo que la mía me va a delatar, solo son nervios no es porque me guste no—. Me lo digo a mi misma.

—Vamos.

—Si, recojo las llaves.

Subo a su auto y él me abre la puerta él va hacia su lado de asiento durante el camino hubo un silencio nada incómodo nos mirábamos de reojo hasta que el hablo.

—Espero no te haya molestado que te pidiera salir.

—La verdad no y a ¿Dónde vamos?— Pregunté con curiosidad.

—Ya lo veras— lo dice viendo a su delante.

Estuvimos en la carretera por más de veinte minutos y llegamos a una cabaña que a la entrada era tan interesante había unos focos grandes que permanecían apagados al entrar vi en auto de ¡¡Nicolás!!,¡¡ Maite!! y otro que la verdad no sabía de quien era, mi cara tenía varias reacciones no sabía si era de curiosidad, nervios, o no sé. Al bajar del auto el me quedo mirando con una sonrisa y yo permanecía seria no sabía que estaba pasando—Tranquila— me lo dijo el muy tranquilo, solo sonreí.

Entramos y en la sala estaban sentados Maite, Nicolás, Johan y dos chicos más que no sabía nada de ellos.

—Hola... ¡¡hey!! llegaste dijo Johan con un saltito los demás solo me contestaron el saludo.

—¡¿Qué hacemos aquí!?, dije con firmeza.

—Cómo estos días has estado sola en casa yo les hable a tus amigos para que estés acompañada este fin de semana y no pases sola les conté a ellos de la idea de venir aquí a la cabaña y estuvieron de acuerdo, se paso su mano por el cabello tembloroso— bueno no te presentado a ellos dos ella es mi hermana Estefanía y el su novio Daile, mucho gusto dije con mucha amabilidad —el gusto es de nosotros dijo Estefanía y su novio sonrió. Y así me cambio la conversación.

—Y entonces qué dices te quedas —me hablo Nicolás moviendo la cabeza con un si,— te distraerás y todos a la vez la universidad nos agobia dijo Johan mirando hacia el techo.

—Y.... me miraron todos— está bien dije—. Todos se alegraron.

Hay 6 habitaciones pueden acomodarse— yo no he traído nada para pasar un día aquí dije preocupada.

—No te preocupes te puedo prestar algo de ropa me dijo Estefanía con una sonrisa.

—Tranquila yo le puedo prestar— resalto Maite. 

—De verdad no me incomoda. 

—Gracias y le volví a sonreír.

Todos se dirigieron a sus habitaciones y en la sala nos quedamos solos Paulus y yo.

—¿Por qué? —le digo.

—¿Por qué? de que.

—Esto no entiendo— mi voz era firme.

—Solo quería que te distraigas y no pases sola en casa, disculpa por haberlo hecho sin decirte nada y que dijeras si a la fuerza o por tus amigos

—Eso es lo de menos solo que no esperaba esto y así sin más— lo miraba con ternura.

—Lo sé, me quedó mirando y se me iba acercando.

Agarro mi cara y me miró directo a mis ojos. Si no te quieres quedar lo entiendo no debí forzarte a venir, —quiero quedarme aquí, le dije, —el sonrió y me abrazo. Eso no me esperaba no había contacto físico entre nosotros y su abrazo se sentía tan bien tan sincero, —lo siento me lo dijo vergonzoso. Lo volví a abrazar y él me abrazo mucho más fuerte los dos sonreímos nos separamos nuestras miradas chocaron nos íbamos acercando lentamente que yo temblaba y sentía que él también lo hacía llegamos a estar tan cerca que nuestras respiraciones se sentían tan cálidas estábamos a punto de besarnos cuando su hermana nos interrumpió.

LO QUE QUIERO OLVIDAR ( En Proceso) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora