La tristeza

53 13 3
                                    


3 de diciembre

UN DIA ANTES

La mesa ya se había puesto alrededor de ella se encontraban mis papás y la familia de Paulus sonriendo y compartiendo anécdotas, eso se sentía tan bien que se lleven tan bien y poder tener una relación tan agradable.

—Y ¿si vamos a caminar por ahí? — propuso Rebeca.

—Si usted lo desea vamos— le sonrió mi mamá mirándonos.

—¡Vamos! —se levantó emocionado Ricardo acercándose a su esposa.

—Te encargas de recoger todo por favor— le hablo a la señorita de servicio, — ella asentó su cabeza.

—¿A qué parque vamos? —pregunto Estefanía mientras caminábamos a la salida.

—Al parque parcias— dijo emociona Rebeca entrando al auto.

Sonreímos siguiendo el paso.

Nos dirigimos al parque que quedaba a unos quince minutos fuera de la ciudad.

—Se ve feliz— lo mire a Paulus que iba manejando.

—Si verdad crees que sea algo malo.

—No al contrario es algo bueno— le di ánimos.

—Presiento que no va a durar mucho esta felicidad —se tenso.

—Todo estará bien, solo disfruta— lo mire con cariño.

—Gracias por estar conmigo y darme ánimos —tocó mi mejilla.

Llegamos al parque y estaban todos estacionados en el mismo lugar esperándonos.

—Tan rápido manejaron— lo decía mientras me bajaba.

—Hay que ser veloces en esta vida— caminaba mi papá y me miraba.

Seguía el paso de ellos veía como los mellizos corrían viendo quien ganaba hasta llegar a un punto delante mío iba mis suegros y mis papás en la parte de atrás Estefanía su novio y Paulus que iba un poco más atrás distraído. Eso me hizo recordar a cuando era una pequeña niña.

—¿En qué piensas ruletita?— me abrazo mi papá.

—En nada mi mente está en blanco— sentía el viento que nos rozo.

—¿Están peleados?

—No, le doy su espacio, tiene muchas cosas en su cabeza— lo regrese a ver.

—Entiendo, eres una buena novia —me volvió abrazar.

—Trato de serlo— me recogía el pelo, — sé que lo eres siendo otra se hubiera enojado por haberte dejado sola caminando; —eres un lindo papá— le sonreí con alegría.

—Me adelanto voy donde tu mamá no te molesta que deje sola— no papá anda, — lo empuje para que siga.

La gente pasaba por nuestro lado viéndonos con asombro. Que no han visto personas caminando hable para mí. Seguía el camino disfrutando de la vista de alrededor con el caluroso clima que ya estaba poniéndose insoportable.

—¿Con calor? — me agarro de la cintura deteniéndome.

Pasaron por nuestro lado Estefanía y Andy viéndonos con picardía.

—Sí y mucho— lo hacía que camine he iba lento.

—Y si nos quitamos el calor metidos los dos en la ducha— me dio un beso pequeño.

—Estamos aquí y calma tus hormonas y si te acercas a mí solo por eso puedes quedarte atrás— me enoje.

—No, solo lo decía. No te enojes— me agarro de la mano, — me zafe de ella.

LO QUE QUIERO OLVIDAR ( En Proceso) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora