Esto va a doler

62 8 4
                                    


ADVERTENCIA.

Antes de leer este capítulo, ten en cuenta que tendrá abuso al igual que palabras subidas de tono. No había escrito con palabras así.

♡o。.。o♡o。.。o♡o。.。o♡o。.。o♡o。

Naife once de la mañana trece grados centígrados

Después de la conversación con Johan se quedó en el aire ya que a él llamó su papá y de ahí no volvimos a tomar el tema y era lo mejor creo. Aunque tenía que hablar de esto con mis papás era peligroso Raúl y lo sentía eso implicaba contarlo a detalle mi mamá iba a pegar el grito en el cielo y papá sacaría una orden de alejamiento.

Me encontraba acostada en el pasto viendo las nubes y tomando el poco sol que parecía a lo lejos, hasta que un poco cerré los ojos y mi mente quedó en blanco.

Sonó mi teléfono. Estire mi mano alcanzándolo.

— ¿Hola? — respondí sin ver quien era.

— ¡Yeye! — odiaba que me llamara así.

— ¿¡Qué quieres!?— soné enfada.

Me estremecía de ira y vulnerabilidad al escucharlo, no había sanado por completo la herida que dejó en mi alma.

—Verte.

Que se creía.

—No me hagas reír eso no sucederá, nunca— recalque la última palabra.

—Más te vale que sea por las buenas...

Le corte no quería seguir escuchando sus amenazas y lo poco hombre que se escuchaba.

— ¿Todo bien? — me preguntó Nicolás.

Regrese a verlo. — Si todo bien— sonreí.

—Haremos pizza ¿vienes? — ¡y pastelitos también!,— grito Johan desde la cocina.

Sonreí siguiéndolo hacia la cocina, escuchando la música que cantaba Maite a todo pulmón.

—Que buenos pulmones— la mire con alegría.

Empezó a cantar más estirando la masa con el rodillo.

— ¿Y qué hago yo?

—Decorar los pastelitos y el jugo de limón esponjoso ¡sí! —me miraba Johan con ternura.

—Bien, empecé sacando los limones.

Cada uno con sus tareas escuchando la música y la voz de Maite, íbamos terminando para poner las pizzas al horno.

Las horas se pasaron entre risas y comiendo los dulces. Así pasaron los veinte minutos de espera para poder comer.

—Ya me dolía el estómago de hambre— se quejó Nicolás.

—Entonces ayuden a poner las cosas en la mesa-dije.

Poniendo todo en la mesa, nos sentamos a comer con mucha hambre devorando todo lo que teníamos a nuestro frente.

♡o。.。o♡o。.。o♡o。.。o♡o。.。o♡o。

Íbamos por el camino escuchando música que hacía armonía con el clima frío que hacía en la ciudad.

—Hemos llegado.

Me dejaron a mi primero en mi casa.

—Gracias— les di una sonrisa, — con cuidado, me despedí.

—Chao Lel— se fueron.

Me quedé viendo cómo se iban, iba dando pasos perezosos hacia la puerta sacando las llaves del bolso, no las encontraba y me detuve para buscarlas bien hasta que alguien me jalo con mucha fuerza e hizo que lo viera poniendo su mano en mi cara.

LO QUE QUIERO OLVIDAR ( En Proceso) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora