Admiración

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Íbamos en el carro del papá de Johan, era una camioneta grande que cabemos todos, nos dirigimos a la playa junto a Maite, Nicolás, Renata, Estefanía, Andy, Lía y Leandro. Los mellizos necesitaban salir.

—¿Canguil? —paso la funda por todos lados Andy.

Veía la cara de Paulus sabía que ocultaba lo que sentía por lo de su mamá al igual que Estefanía, me imagino que saber una noticia así es lo que te destroza el corazón en miles de pedacitos.

—Llegamos —hablo con cansancio Johan, —ya me estaba durmiendo —rio Mait.e

—En la casa de enfrente la roja de tres pisos es —señaló Johan con su mano indicándonos la casa.

—¡Casa nueva! —jalo Nicolás a Maite corriendo —el cuarto más grande es de nosotros, — gritó Maite corriendo.

—¿Estás bien? —le pregunté a Paulus tomando su mano, —suspiro —si todo muy bien —sonrió con poca emoción.

Caminábamos sobre la arena húmeda.

—¡Esto es precioso! —Lía abrazaba a Estefanía, — gracias —dijo Leandro dando patadas a las olas cuando se acercaban.

—No tienen porque solo disfruten si —se puso a su altura, desordenándoles el pelo.

Entramos a la casa era grande sí que era así diseños suaves cojines ventanas enormes adornos caros una casa a la altura del señor Oscar.

—¡Es enorme! —se alejaba un poco Renata del agarre de Johan.

—¿Qué pasa? —la miraba preocupado.

—Nosotros iremos al patio —señale con la mirada para salir donde supuestamente creía era el patio.

—Creen que a ella le incomoda un poco eso —movía su cabeza y se daba masaje en los hombros, — ¿a qué te refieres Maite? — no sé creo que ella cree que pensamos que esta con Johan por interés —curvó sus labios viendo a Nicolás.

—¿Qué piensas? —me miro Nicolás, — mire a los lados. — No creo sea así y tampoco pensamos eso — mire a Maite — ¿o sí? — no solo es una suposición.

—Creo que no es así y ella dudaba al inicio por eso se alejó en el bar cuando lo veía — hablo Andy.

—Coincido con él, — miro a la puerta Paulus.

Venían contentos Johan y Renata.

—¿Les enseño sus habitaciones? —la felicidad y entusiasmo era notable.

Le seguimos al tercer piso donde se encontraban todas las habitaciones y se veía el mar increíble desde esas enormes ventanas a los costados.

—Esta para ustedes — los señalo a Estefanía y Andy.

—Esta de aquí — ¿para nosotros? —le hizo cara de cachorrito Nicolás — bien para ustedes —hablo con rendición.

—Esta para ustedes tortolitos —nos miró.

—Y los hermosos mellizos — les tomó de su mano — la habitación más grande —¡SI! —dieron brincos.

Entramos a la habitación y veía como los mellizos se ponían felices de ver toda una habitación para ellos dos, abrazaron a Johan dándole un puño a Leandro y acariciando el cabello de Lía.

La habitación era amplia con una vista fantástica del atardecer su color anaranjado con rojizo profundo reflejaba en el mar. No cambiaría nada por ver todos los días el atardecer o el amanecer.

LO QUE QUIERO OLVIDAR ( En Proceso) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora