La Declaratoria

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Era viernes y hacía demasiado calor quería solo estar metida en la ducha antes que me desvista me llego un mensaje de Paulus.

El chico del estacionamiento Buen día hermosa. Ya te quiero verte y comerte a besos

Mi corazón latía demasiado rápido luego de lo que pasó me ha tratado muy bien, aunque no sé qué somos.

Lelya Buenos días galán sería una delicia corresponder con los mismos besos. — le respondí con una sonrisa en mi cara y a la vez dándome una bofetada mentalmente para no pensarlo desnudo.

Me metí a la ducha rápido porque ya iba a llegar tarde y tenía examen y no quería reprobar.

Salí apurada lo único que metí a mi boca fue una rebanada de pan, ni desayunar bonito podía. Niña responsable.

Llegué justo a tiempo a la clase de administración en ventas. Cuando vi el examen lo veía en otro idioma, no entendía ni madres eso que había estudiado según yo. La termine dando con lo que me acordaba y lo demás a lo de D de Diosito.

Terminé todas las clases con algo de adrenalina realmente yo sí había estudiado solo que mi mente era la culpable de no acordarse.

— ¡Hey!, — escuche una voz conocida pero ronca no la identificaba bonito.

— ¿Me vas hacer correr por todo el pasillo? — Dijo Nicolás agitado.

—Lo siento —dije riendo.

—Bueno dime ya tienes lo que te pedí dime que sí, — lo decía con preocupación y entusiasmo.

—Sí, ya tengo todo solo falta lo importante la servilleta.

—De eso no te preocupes que la mande hacer y quedo genial,  lo decía como niño pequeño cuando tiene un regalo.

—Haber quiero verla— buscaba a sus lados. 

Me la enseño era una servilleta de color esmeralda azulado y tenía la frase ¿ME PERMITES SER TU NOVIO? sí así en mayúsculas. Todo me parecía lindo iban a tener una cita si en la casita del árbol los padres de Maite no estaban y entre con la ayuda de Zoila la señora que les ayuda en la casa ella me ayudo con los arreglos las velas que eran difícil de conseguir esas velas con un olor tan peculiar que solo las tenía su familia y las sacó del sótano todo quedó iluminado.

—Esta precioso le dije con alegría, — no puedo creer que ya te vas a animar hacer esto.

—Ni yo tampoco lo puedo creer, — dijo Johan a sus espaldas sonriendo.

—Si es algo emocionante. — Dije aplaudiendo despacio.

—Suerte hermano, — Johan lo abrazo dándole palmadas en la espalda. — Espero te diga que no lo dijo sonriendo.

—Eres un... dejo la palabra en el aire.

—Me tengo que ir que yo también tengo una cita, — pronunció Johan con una cara picara.

— ¿Solo una?, lo miré fijamente.

—Bueno unas dos o tres lo que me prepare el destino en esta desvelada tarde.

Mientras él se alejaba Nicolás me hablaba de que se vería con Maite en el parque que estaba justo al frente de la casa de su tía y de ahí la llevaría a la casa vendada los ojos también me enseñó una caja con árboles de Cercis eso representaba su primer beso que romántico se escuchaba todo demasiado diría yo. Nos despedimos dándole la mejor de las suertes y que no esté más nervioso. Sabía que después Maite me iba a contar con lujos y detalles todo.

LO QUE QUIERO OLVIDAR ( En Proceso) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora