Pequeña ruleta

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Naife seis de la mañana doce grados centígrados.

En los rincones de la universidad se escuchaban rumores de que un estudiante lo habían encontrado muerto, pero no sabían de quién era todavía, lo habían identificado como estudiante de esta universidad por los libros y la carpeta ¨Universidad del condado Naife¨.

Todos los pasillos se empezaron a llenar de policías haciendo que salgamos y nos vayamos a nuestras casas.

—Búscame a las últimas personas que hablaron con él— hablo un oficial a un policía de poco rango.

—A sus órdenes— le respondió alejándose.

Tenía un presentimiento horrible en mi pecho de que alguien conocido sería el que estuviera en ese cuarto metido en esa funda, mi corazonada cada vez se hacía más grande hasta que vi a la mamá de, no esto no debía estar pasando él me lo dijo, pero como. Era un impacto demasiado fuerte esto.

—Hola— me agarró del brazo la mamá de Raúl.

Mi corazón se aceleró ella también me había hecho daño años atrás con su machismo metiéndome en la cabeza que siempre tengo que hacer lo su hijo quiera. No sabía el daño que causaba eso.

—Buenos días señora— salude con seriedad.

—Si sabes que por tu culpa está mi hijo ahí— apretó su agarre.

Como que su hijo mi pecho se apretó ante lo dicho, viéndola bien.

—No sé de qué me habla señora y suélteme— me desate furiosa.

Sí debía conocer personas con problemas psicológicos las había y esas eran Raúl y su madre.

—Por tu culpa lo estuvieron amenazando si no hacía lo que debía.

—De que me habla.

—Él te quería protege te busco para prevenirte, pero tus padres no lo dejaron.

Ahora estaba más confundida o era una manera de manipulación.

—Ahora estoy más confundida— la mire con seriedad.

—Ya lo entenderás niña inútil— me dejo punzando con su dedo en mi frente.

Inútil me dice, ya no me afecta no, no.

Caminé hacia la salida en uno de los asientos se encontraban sentados mis amigos me fui acercando a ellos con poca lentitud veía en su cara preocupación y ya lo suponía Johan les había contado eso estaba más que claro.

— ¿Qué pasa?— los mire.

— ¿Por qué no nos habías contado?— me dijo Nicolás con seriedad mientras lo quede viendo a Johan,—lo siento— murmuró.

Suspire y agarre aire para lo que se venía.

—Ummm— me miro Maite queriendo una respuesta.

—No lo sé.

Miraba sus rostros llenos de dudas y a la vez decepción por lo que se acaban de enterar, lo que ellos no sabían que para mí eso había sido difícil y todavía lo era. Hay momentos que quedas sin habla y no sabes que decir ante eso, ese momento era este.

—Tranquila nosotros lo entendemos— se acercó a mi Nicolás abrazándome.

Le devolví el abrazo con un suspiro que salía de muy adentro de mí, sabía que se venían momentos difíciles mi intuición me lo decía.

Nos quedamos sentados en las afueras de la universidad esperando entrar y yo quería saber quién era el que se encontraba en esa funda. Mis ganas de comprobar si era él se hacían más inmensas.

LO QUE QUIERO OLVIDAR ( En Proceso) 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora