1- 'Yo no escucho a los mamawebos'.

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—¡Me duelen las piernas! —Chilla Anne mientras toma asiento en una de las gradas—. ¿Alguien puede decirle al entrenador que ha sido suficiente?

Beverly le ve con un mohín de desagrado—: Eres una delicada.

—Allie no dice nada porque está viendo a Tyler. Pero aseguro que está igual — argumenta.

—Silencio — siseo.

Mis mejillas se calientan ante su mención.

Tyler ... suspiro.

—Déjala en paz —me defiende Margo—. Tú también deberías de buscarte a quien ver para que dejes de molestar a las demás.

—Vaya, no gracias. Yo así estoy bien.

—Bueno, entonces deja a la pobre Allie — sigue Margo.

Decido no seguir prestándoles atención y fijarla en algo mejor, como Tyler.

Cuando me giro para seguir apreciando su hermoso trasero, siento un golpe directo en mi rostro haciéndome caer sobre el césped mojado.

Poco después también siento como mi cabeza rebota.

Mi vista se nubla un poco, y después unas voces hacen presencia en lo poco que me queda de conciencia. Veo a un montón de rostros rodearme, lo que provoca que mi vista se nuble un poco más. Me siento demasiado mareada.

—Señorita Sadnes, ¿se encuentra bien? —Cuestiona el entrenador con voz preocupada.

—Sí, estoy bien profesor — respondo sobando mi cabeza.

Él ayuda a ponerme de pie, mientras lo hace, ve a mis amigas y les dice—: Una de ustedes llévela a enfermería, por favor.

—Lo haré yo — habla Margo, tomándome por el brazo.

Anne y Beverly vuelven al campo cuando el entrenador les llama la atención para que tomen la clase como se debe.

Margo me ayuda a llegar hasta las instalaciones para llevarme a la enfermería y no caerme en el proceso de intentar llegar yo sola. A veces puedo ser demasiado terca, pero ahora en verdad que no me siento bien.

—¿También a ti todo te da vueltas, Margo? —Cuestiono. Mi voz suena un poco ida. Me sostengo la cabeza, como si de eso dependiera de que no cayera al suelo y saliera rodando.

Bien. Si eso llegara a pasar le jinete sin cabeza debería tener competencia. O quizás, hasta podría ganar una amiga y podríamos irnos por ahí de cotilleo en su caballo.

Bueno, no.

¿O sí?

Margo suelta una risotada.

—No, Allie. A mí no me da vuelta todo.

Oigo unos pasos acercándose a nosotras a toda velocidad por el pasillo. Pero no logro distinguir cual ya que mi vista sigue un poco borrosa. Creo que el golpe sí fue un poco — bastante — fuerte.

—Pero ¿Qué pasó? Me llamó el entrenador y me dijo que a mi hija iba a enfermería.

Genial. Lo que me faltaba.

Aidan Sadnes a la orden.

—Hola, señor ... Sadnes — Margo suspira al nombrarlo.

Ella dice que, si llegara a dejar a mamá — cosa que dudo—, ella la suplantaría sin problema, y ​​yo le digo que si ella si quiere lo intenta, yo le daré con un jarrón en la cabeza.

—Hola Margo — saluda él con amabilidad.

—Papá, estoy bien, ¿sí? —Decido hablar.

—¿Quién te golpeó? —Habla con seriedad.

Más allá de la luna |cosmos II [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora