24- Final.

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—Allisson, ¿A dónde crees que vas?

Al escuchar la voz de mi padre me detengo.

—No me tardaré. —respondo.

—No pregunté si ibas a tardar o no. —enarca una ceja.

—Iré a hablar con Emmett. Está a punto de irse a..., no sé dónde y aún hay algo que quiero decirle.

—Está lloviendo.

—Iré en coche. —elevo las llaves entre mis dedos.

—Te llevaré. —indica.

—¿Qué hay de mis hermanos?

—Los llevaremos. ¡Ava! —grita volviendo a subir las escaleras.

Me mantengo junto a la puerta, llena de impaciencia porque lleguen. Creo que no pasan ni dos minutos cuando los tres ya están abajo, pero a mí me ha parecido una eternidad.

—Llama a tu madre. —me indica mientras saca el auto del garaje.

Hago lo que dice, y papá se dispone a manejar.

—Mamá...

—Cielo, ya voy llegando a casa. Hablamos haya, voy manejando.

—De acuerdo. Hemos salido un momento, pero después te cuento todo.

No dejo que me responda pues va al volante y eso podría ocasionar un accidente, más con esta lluvia que no se logra ver demasiado bien.

—¿Dónde vive?

—Media cuadra de donde Margo.

Él me ve y enarca una ceja.

—¿Qué? —cuestiono con inocencia.

—Quiero creer que las veces que nos pediste ir con Margo estando castigada no eran para verlo, ¿verdad?

Mis mejillas se calientan por la vergüenza.

¿Por qué tiene que ser tan listo?

—Claro que no, papá. —respondo con tranquilidad.

Él asiente un poco más relajado.

El celular en mi mano vibra, es un mensaje de Margo.

Margo:

Emmett a salido en el jeep.

Justo en el momento en el que levanto la vista noto que un auto muy parecido al de él pasa por nuestro lado. El corazón se me acelera y siento que no puedo respirar adecuadamente.

Estoy demasiado nerviosa.

Y asustada.

Y nerviosa.

Y más asustada.

—¿Ese no era su auto? —pregunto siguiéndolo con la mirada.

—No lo sé, Allie. No puedo ir manejando y viendo quiénes pasan a nuestro lado.

—Tengo que llamarle.

—¿Me detengo? —cuestiona cauteloso como si el que preguntara pudiera llegar a molestarme.

—Sí.

Busco en el registro de llamadas su número mientras trato que Evan no se caiga de mis brazos y resbale por mis piernas, estoy a punto de marcarle cuando una llamada de él entra.

—Ey. —no me había dado cuenta de qué tan agitada tengo la respiración hasta este momento.

—¿Dónde estás? —pregunta sin más.

Más allá de la luna |cosmos II [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora