14- '¡Hagámoslo de nuevo!'.

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ALLIE.

No puedo dormir. He revisado las historias de Instagram para ver qué tal va la fiesta. No mentiré diciendo que no lo hago también con la intención de ver si Anne volvió y se encontró con Emmett.

O algo así...

Y lo que más me mata de esto es que no puedo pedirle explicaciones de nada, porque no somos nada. Ni siquiera sé si somos amigos en verdad.

Si no lo fueran no te hubiera contado sobre su pasado...

Eso es cierto.

De igual manera, no hay ninguna excusa para preguntarle qué hacía ahí con Anne. Porque, a fin de cuentas, era un maldito cuarto de baño.

Me doy vueltas en la cama. Impaciente. Frustrada. Muero de sueño, pero simplemente no logro siquiera cerrar los ojos.

Doy un sobresalto al oír ruidos acercarse a mi ventana. Me siento en el borde de la cama y me coloco las pantuflas.

Mamá siempre me ha dicho que no me acerque a las ventanas y puertas cuando escuche un ruido raro y sea casi media noche—o cualquier hora, en verdad—, pero aquí vamos.

Cuando me asomo un poco por la ventana, veo a Emmett trepando. Aún trae su disfraz. Y en una de sus manos trae una bolsa de farmacia.

—¿Emmett? —cuestiono como si no fuera bastante obvio.

Levanta la mirada y cuando lo hace está a punto de caer, pero por suerte logra sujetarse. Al llegar hasta la ventana entra cuidadosamente a mi habitación.

—¿Qué haces aquí? —farfullo en voz baja—. Si mis padres...

Él trata de besarme, pero lo hago a un lado.

—Ni lo intentes. —le señalo acusatoriamente.

Al tenerlo más de cerca noto como su labio inferior está hinchado. Me alejo de él para encender la luz de la habitación.

Su rostro está rojo, sus labios rotos y ensangrentados. También trae un ojo un poco morado.

Mis ojos se abren de par en par.

—¿Qué te pasó?

—Me he peleado con Tyler.

—¿Por qué? —camino hacia él a paso lento tomándole por el rostro y girándolo de manera en que puedo apreciarlo mejor—. Maldición.

Suelta una risilla.

—¿Desde cuándo maldices?

—Cállate, insecto. —me sonrojo.

—Traje algunas cosas de la farmacia. No quería llegar así a casa. Mamás harían muchas preguntas.

—¿Por qué no se lo pides a Anne?

Maldición.

¿Lo dije o lo pensé?

—¿Qué?

—Nada.

Le quito la bolsa de las manos y saco las cosas dejándolas encima de la cama.

—Ven aquí. —le ordeno.

—¿Por eso te molestaste?

—Yo no estaba molesta. —miento—. Me he sentido mal y quería venir a casa.

—Ya. ¿Y por eso? ... auch. —se queja en un chillido.

—Pues deja de moverte.

Finjamos que no lo he hecho a propósito.

Más allá de la luna |cosmos II [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora