Capítulo XII: "Perdiendo el Control"

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GANGNAM SEÚL

LISA'S POV:

Esta era la tercera vez que miraba el reloj en menos de quince minutos. Si había algo que odiaba, era esperar. Giré mi rostro y por la ventana de mi Ferrari, observé el edificio de diez niveles, donde la secretaría de Jennie, vivía. Era un lugar decente, pero sin duda no llenaba mis estándares para poder vivir en el.

El sonido de la puerta del copiloto siendo abierta, me hizo abandonar mi atención del edificio y rápidamente observé hacia el otro lado para ver de quién se trataba.

— ¿Qué haces aquí?. —pregunté, al percatarme que aquella persona intrusa, era Rosé.

— Viendo con mis propios ojos lo idiota que eres. —alcé una ceja ante su comentario—. No te hagas la que no entiendes, sabes bien a lo que me refiero.

— No, realmente no sé porque estás aquí. —respondí, viéndola a los ojos— ¿Qué no se supone que hoy saldrías con la escritora?.

— Ese era el plan, pero por si no lo notaste, ella no se presentó ni un solo maldito segundo a la empresa. —soltó Rosé con enojo—. Al parecer, se olvidó que por su culpa tengo la nariz así.

Con su dedo señaló su nariz aún con una venda cruzada por la mitad y no pude evitar reír.

— Entonces cómo tu noche se arruinó, decidiste venir y arruinar la mía. —Rosé negó.

—No estoy aquí para arriunar tu noche, sino para ponerte un alto. —dijo con bastante seriedad, sorprendiéndome solo un poco—. Te permití seguir con tu jueguito de seducción con Jennie, por todo el daño que te hizo en el pasado; pero no voy a dejar que juegues con Nayeon, cuando ella no tiene absolutamente nada que ver aquí.

— Por Dios Rosé, no voy a enamorar a esa mujer. —dije girando los ojos—. Solo la quiero para dos únicas razones. La primera, para sacarle información de la empresa y la segunda, para provocarle algo de celos a Jennie.

— Pudiste conseguir ambas cosas sin involucrar a Nayeon. —Rosé dijo aún en su pose de mujer seria.

— Nada es perfecto, Rosé. —respondí viendo rápidamente al edificio, cerciorándome de que la secretaría aún no saliera—. Pero relájate, no estoy embarazado a la mujer y mucho menos la voy a enamorar. Solo saldré con ella esta noche a cenar e intentaré sacarle información, si lo logro genial y si no, buscaré otro medio.

— Por mucho que trates de excusarte, esto me sigue pareciendo incorrecto. —puse los ojos en blanco ante su insistencia—. No puedes ir por la vida jugando con las personas, solo porque quieres que todo salga a tu favor.

— Yo puedo hacer lo que quiera y tu no tienes por que interponerte. —dije utilizando un tono de voz fuerte—. Recuerda que esto es un juego y tu solo eres un peón con el suficiente poder para mandar en ciertos movimientos, pero la reina aquí soy yo, y en mi juego las cosas se hacen cómo yo quiero.

Vi a Rosé apretar la mandíbula con fuerza al mismo tiempo en que sus manos se empuñaban. Sabia que mis palabras la habían golpeando en el orgullo, pero debía de ponerle un alto. ¿Quien se creía para intentar controlar toda mi vida?. Si, le tenía respeto, pero yo no era una estupida que no podía hacer las cosas por si misma.

— Te odio, Lisa. —dijo con furia y a pesar de que mi expresión era seria, sus palabras me lastimaron—. Está bien, haz lo que se te dé la gana. Juega con quien quieras, pero mientras tu plan sea lastimar a las personas no me tomes en cuenta.

— ¿Me estás dejando?. —pregunté, con temor al verla abrir la puerta del auto—. Por favor, no lo hagas. Te necesito.

— Eso lo sé, un rey siempre necesita de un peón que haga las cosas por él. —respondió, dándome una sonrisa casi siniestra—. Recuerda siempre esto, Lisa. Sin mi, no eres nada.

The Plan [Jenlisa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora