GANGNAM, SEÚL
A LAS AFUERAS DE GANGNAM
JENNIE'S POV:
El fuerte sonido de la música, retumbaba en el interior de la casa de campo, pero no tanto como la risa de las dos mujeres que competían en la sala por ver, quien conseguía beber más tragos de tequila.
Una pequeña risita se escapó de mis labios, cuando vi a Rosé, robarse la botella de la mesa y beber directamente de ella, consiguiendo abucheos por parte de Jisoo, que ahora intentaba arrebatarle la botella.
Eran nuevos tiempos, unos donde no existían más preocupaciones, ni motivos para fingir ser otras personas. Solo había felicidad absoluta para todos.
El sonido del horno, me hizo abandonar mis pensamientos y beber de golpe mi vaso de jugo antes de entrar a la cocina y sacar la carne de cordero que desde mi llegada a la casa de campo había estado preparando, con la intención de mantener de pie a las dos mujeres y evitar que cayeran desmayadas por todo el alcohol que ahora corría por sus venas.
— ¿Necesita ayuda, señorita Kim?. —los bellos de mi cuerpo, se erizaron al sentir la respiración caliente de Lisa, en la piel de mi cuello.
— No más señorita Kim. —respondí, llevando la bandeja de carne a la encimera—. A partir de ahora, soy la señora Manoban Kim, no lo olvides, Lisa.
La escuché soltar una risita juguetona, desde atrás.
— Bueno, una disculpa entonces, señora Manoban Kim. —Se corrigió a si misma, sujetando mis caderas con sus manos de forma posesiva.
— Así me gusta más. —respondí, girando entre sus brazos hasta quedar frente a frente con ella. Una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios al encontrarme con una expresión de cansancio en el rostro de Lisa, pero llena de paz—. Hola preciosa, te ves bastante cansada.
— Ha sido un día bastante agotador. —respondió, acercándose a mi, hasta dejar su cabeza recargada en mi pecho—. Pero no voy a negar que fue maravilloso.
— Lo sé, este día vivirá siempre en mis recuerdos. —comenté, subiendo y bajando mi mano por toda la espalda de mi esposa, quien ahora soltaba un bostezo—. Amor, deberías de irte a descansar, siento que estás a punto de quedarte dormida.
— Nop, no quiero irme a la cama. —susurró, con el rostro enterrado en mi pecho—. Al menos, no a dormir.
— ¿Entonces a qué?. —pregunté, sintiendo la temperatura de mi cuerpo subir, con los toques sutiles de sus manos en mi cintura—. ¿Qué tienes en mente?.
— Divertirnos un poco, cómo hace tiempo no lo hacemos. —respondió, subiendo su rostro y escondiéndolo ahora en mi cuello, donde empezó a repartir besos húmedos en toda la zona—. ¿Sabes por qué me tardé en regresar?.
— ¿Por qué no encontrabas las botellas de champagne que te pedí?. —pregunté, lanzando la cabeza hacia atrás, dándole el espacio suficiente para que hiciera lo que quisiera conmigo.
— En parte. —aceptó—. Pero también, porque pasé buscando a nuestro amiguito.
— ¿Ccu..cual amiguito?. —quise saber.
— Ese que te gusta mucho, cuando lo uso. —ahogué un jadeo cuando la sentí morder mi pulso—. El que te vuelve loca.
— Dios santo, dime que lo traes puesto.
— Sientelo tu misma. —de mi boca salió un fuerte gemido al sentir un bulto prominente pegado a mi pierna—. El, quiere jugar contigo.
— Y yo con el. —confesé, perdida en placer—. Pero... Las chicas están aquí y...