Capitulo 13:

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Viaje al pasado: Daphne de dieciocho años.

El agudo y casi sofocante dolor en su ingle iba en aumento, todo debido a la brusquedad con la que la atendió la bruja que llamaban enfermera.

Con mirada aguda e iracunda, se paseo por la habitación cargando su bolsa harapienta que contenía s arsenal de tortura, el cual llamaba airosa con orgullo "instrumental médico".

Daphne podría haberse arrojado al piso al oír tal descabelladas palabras, si el cansancio y el hambre no la tuvieran tan debilitada.

—Orina aquí—gruñó con mala cara y tono hosco, mientras extendía un recipiente en su dirección.

La hermosa mujer de ojos negros como la noche, se habría rehusado o habría soltado alguna palabra filosa y sarcástica a la bruja. Pero sus fuerzas parecían ser cada vez más escasas, por lo que tomó el recipiente y sin importarle que la poca dignidad que aún conservaba le fuera arrebatada, bajo sus pantalones sucios para orinar frente a la maldita bruja.

Una vez que su orden fue cumplida, la enfermera no demoró en tomar el cuenco y mezclarlo con algún líquido extraño que llevaba en su bolsa.

Dirigiendo miradas lascivas entre Daphne y el recipiente, esperó con poca paciencia a que algo ocurriera.

«Por favor que sea venéreo» suplicó la hermosa mujer para sus adentros, mientras cruzaba los dedos y mordía sus resecos labios agrietados.

La bruja que fingía ser enfermera bufó y luego gruñó, antes de salir de la habitación colerosa, cargando aún su cuenco con orina.

Daphne casi se desmaya de emoción y alegría, finalmente sus súplicas habían sido respondidas por una entidad benévola.

¿Sería muy ambicioso si pedía que su enfermedad no acabara con la poca vida que aún tenía?.

Su respiración se volvió más fluida, mientras sentía como la pesada carga que llevaba en sus hombros se esfumaba, como la niebla con los primeros rayos de sol.

Sin embargo, aquella falsa paz que se había instalado en su corazón a modo de consuelo, no tardó en desvanecerse, cuando Enzo, entró en la habitación acompañado por Kallias, la nueva mano derecha de Oso y...

El mismísimo Oso.

Aquello era malo, muy malo.

—No deben ser más de dos semanas—gruñó de mala manera la bruja.

El gánster con dentadura de oro, pasó una mano por su cabello grasoso mientras cerraba sus ojos y liberaba un profundo suspiro.

—¿Con quién estuviste hace dos semanas?—gruñó el atractivo muchacho de cabello y ojos negros como demonio, unos años mayor que ella. Kallias.

El nudo que comenzaba a formarse alrededor de su corazón se aflojó mientras una chispa de luz comenzaba a encenderlo como una llama de fuego ardiente. Estaba claro que tenían miedo, miedo porque ella hubiese contagiado con su enfermedad a alguien importante.

Pero desde hacía dos semanas que la tenían aislada, preparada para la llegada de ese "alguien" poderoso.

Debido a esto, solo había estado con una persona.

El rostro de Enzo se volvió enfermizo, mientras expandía sus hermosos ojos observándola con verdadero pánico y terror.

—Con él—respondió a duras penas Daphne, alzando con sus últimas fuerzas su dedo para señalar al que una vez creyó el amor de su vida.

Enzo cerró sus ojos con fuerza, Oso maldijo con los dientes apretados, mientras que Kallias le dedicaba una mirada fría, más cortante que el hielo.

Besos de Medianoche 2: CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora