Capitulo 23:

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—Ya tenemos la ubicación—dijo Dorian eufórico, mientras ingresaba a su propia casa varios minutos después, logrando sobresaltar a todos los presentes.

Al instante, entre todos comenzaron a buscar el punto señalado en el mapa, mientras que trazaban una enorme cantidad de planes para rescatar a Daphne.

Finalmente, optaron por la idea de Aiden, quien al ser un maestro del robo, sabía perfectamente cómo actuar para tomar algo sin ser detectado y no recibir una bala en el trasero.

Lo primero que harían sería ingresar al área y corroborar que Daphne estuviera allí; lo segundo sería llamar a la policía y aguardar hasta que ellos llegarán antes de intervenir.

Sabían que Erick tenía al menos un arma en posesión, y no querían darle la satisfacción de poder usarlas a libre discreción contra ellos.

Cuando finalmente el sol emergió por el horizonte, el plan estaba completo.

Dorian y Luca serían los encargados de revisar el área, mientras que Aiden, aún recuperándose de su herida, permanecería en el departamento en compañía de Elena y Meliza.

—Me parece un plan de mierda—escupió el chico de cabello blanco como la nieve varios minutos después, aproximándose a Luca en el balcón de la ciudad.

El exagente de mirada color tormenta observaba la ciudad con una melancolía que destrozaba el corazón del ladrón, como si una parte suya supiera que quizás no volvería a verla.

—Pero si lo propusiste tu—ronroneo el chico de los piercings esbozando una sonrisa.

Aiden llegó junto a él y colocó las brazos sobre el barandal.

—Exacto... ¿Quien demonios le hace caso a un pésimo ladrón que le debe a la mafia y recibió una bala por su estupidez hace menos de quince días?—ronroneo el chico de cabello color nieve intentando traer algo de humor a la conversación.

Luca río, de forma profunda, logrando hacer erizar el vello de los brazos de Aiden.

La ciudad frente a ellos permanecía dormida, envuelta en un profundo silencio casi etéreo, mientras los suaves y cálidos rayos del sol besaban la cima de los edificios con suma delicadeza, igual que una madre amorosa intentando despertar a sus hijos con besos.

—Ten cuidado, por favor—susurro Aiden, volviendo su rostro hacia Luca.

Pero el chico de los piercings ya tenía su rostro rígido entornando hacia él, con su mirada color tormenta clavada en el azul océano de él.

—Aiden yo...—comenzó a decir el exagente algo nervioso.

Sin embargo el ladrón lo interrumpió, elevando una mano y comenzando a hablar.

—No lo digas, por favor...—el se trabo con las palabras— por favor, no te despidas, eso hacen las personas que tienen pensado no volverse a ver por un largo tiempo, pero tú y yo volveremos a estar juntos para la hora del almuerzo, solo entonces podrás decir lo que me ibas a decir.

El chico de mirada tormentosa lo observó durante varios segundos antes de sonreír, elevando los piercings que adornaban la comisura de sus labios.

—Esta bien, Aiden... nos vemos al rato—ronroneo el exagente, mientras se alejaba de él, deslizandose al interior del departamento.

—Nos vemos al rato, Luca—dijo el ladrón al chico de mirada tormentosa, sin saber que aquella sería la última conversación que ambos tendrían.

Besos de Medianoche 2: CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora