Ella es un ángel en el infierno, pero también es un demonio en el cielo, es diferente, ella es todo menos lo que las personas esperan que sea, ella, es una Zambada.
Vicente. Estábamos todos los plebes en un restaurante de mariscos. Andábamos en Mazatlán, estábamos todos hechando cura, realmente necesitábamos esto.
-Nombre, yo digo que hoy si me tiró a 2 que tres morras- dijo Iván mientras frotaba sus manos. Todos reímos ante su pendejada
-¿Es que ya vieron toda la chulada que ahí aquí? Hay de todos lados cabron- dijo Rodrigo mientras que miraba a una mesa llena de mujeres con vestidos que no dejaban nada a la imaginación, se miraban plásticas desde un kilómetro de distancia.
Las morras nos miraban casi aventandonos los calzones, todas se subían el vestido, se abrian el pareo, nos dejaban ver su escote dejándonos ver sus pechos casi bichis.
La campana de la puerta sonó, haciendo que los que estuviésemos en la mesa voltearamos enseguida. Ahí está ella, de espalda, todos en el restaurante querían ver su cara pero no podíamos hacerlo debido a su posición. Verga todos la están viendo.
-Yo la vi primero- dije haciendo que todos voltearan a verme para luego juntos reír de la pendejada que había dicho.
¿Enserio había dicho eso?
-No te preocupes Chente, no es mi estilo- dijo Iván encojoendo los hombros.
Ella volteo dejándonos a todos con la boca abierta, era la mujer más chula que había visto, era morena, con un lugar cerca del labio que la hacía ver peligrosa, uff ella será mía, que digo, desde el momento en que la Vi ya es mía.
-Nombre compa, si le ando bajando el mandado- dijo Rodrigo mientras la veía-Verga ¿Lo dije o lo pensé? Jajaja no se crea compa, ella es mi amiga.
En chinga lo voltee a ver incrédulo, al igual que Iván mientras alzaba una ceja.
-¿Cómo está eso compa?- agradecí mentalmente a Iván que pregunto eso.
-Hace 3 años que me secuestraron en Milán, Italia, yo escapé, pero era una verga, todos hablaban bien raro, yo pedía ayuda y todos me ignoraron, pero ella, ella no lo hizo, me hablaba despacio, para que yo pudiese al menos un poco de entenderle, yo le decía mi nombre, mientras le rogaba a Dios llorando que me entendiera. Fue la primera y única vez que me han visto llorar. Ella me entendió y me alojó en su casa siendo un total desconocido, me alojó durante 15 días, ella me enseñó a hablar Italiano, y yo a ella un poco de español, lo primero que me dijo la cabrona fue un "China tu madrre Chino", le debo la vida a ella.-
Sabía lo del secuestro del chino, así como que alguien lo había ayudado, pero no sabía quién, nunca quiso decirlo.
-¡Zinerva! Vieni qui angelo mío.- dijo el chino haciendo que la chica volteara sorprendida.
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Si, era la mujer más bella sin duda.
-Come stai tesoro, ho auto così tanto Senza Sapere di te- dijo ella con una voz grave, con carácter y segura de lo que estaba diciendo. Al chile no entendí nada de lo que dijo.- Un gusto, soy Zinerva Rossi.- dijo ella mientras nos miraba a los 3 ••••••••••••••••••••••••♠•••••••••••••••••••••••••
Así pasaron 3 semanas, ella estaba por irse, así que le hicimos "un convivio de despedida". Ella llevaba un vestido con medias, Dios me estaba provocando y ella no lo sabía. La aleje un poco y la besé, fue un beso salvaje, un beso correspondido.
Zinerva.
El me beso, había esperado este momento desde que lo ví con Rodrigo, me exitaba con solo verlo, me volvía loca su perfume, todo el me volvía loca, con solo tenerlo cerca me mojaba. El metió sus manos dentro de mi vestido, pero yo las retiré. Mete las manos de nuevo y me acaricia de una manera posesiva «ay papii», lo vuelven loco mis medias, yo le ruego que no lo haga. No me atrevo a tocarlo, pero mi mirada dice lo contrario. Mis ojos me delatan y yo no llevo gafas. Pide permiso para besarme y se lo doy. No sé cuántos besos me da, ya ni los recuerdo, pero me inclino a pensar que no besa mal, pues solo me marcan los malos besos, los besos fríos o los desacompasados. No soy muy besucona.
Atrapa mi mano y me la pone en un paquete duro como un ladrillo. No me da vergüenza que alguien nos vea.
Casi borrachos salimos a caminar, intentamos buscar un hotel, un motel, un garaje, algún antro donde podamos empelotarnos el uno para el otro. No hay habitaciones así que terminamos revolcándonos en su auto que gracias al chófer nos lleva algún salí, supongo que a su casa. Allí, en su cama azul, todo sucede más rápido aún.
La ropa vuela, no hay ni tiempo para besar, ambos estamos tan necesitados del uno del otro no hay tiempo ni para preguntar nada. Me abre de piernas y hace lo que me prometió al oído. Confiada en que la música me tape, me pongo a gemir, es lo que me dicta mi pérdida de sentido. No le he contado que está a punto de abrir una caja de sorpresas. Concentrado en hacerlo bien, me chupa con dedicación, y le pido que introduzca sus dedos para que sea un servicio de estimulación perfecto.
Nada me da vergüenza. Puedo gemir más fuerte hasta estallar en un orgasmo que le baña la cara y se escurre hasta el piso. Conmovido, mientras ve el repentino charco, se acomoda en medio de mi, y se introduje en una estocada, tengo 20 años y este será el mejor sexo de mi vida, estoy segura. Empieza lento, pero yo quiero más, necesito más. Parece que me leyó la mente por qué empieza a hacer fuerte, duro.
«Dios me encanta»
Mis gemidos y los de él se escuchan por toda la habitación si no es que por toda la casa. Después de horas de hacer, ambos terminamos rendidos, me da un beso en la frente, el se levanta, y me deja ahí, sola, confundida, pero estoy tan cansada en pensar en eso, que me quedo dormida.
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Quien diría que 9 después meses tengo a los amores de mi vida conmigo. Por qué sí, pinche semental, fueron 2
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