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Iván.

Miraba a Kiraz, de hecho, todos lo hacíamos atentos a algún movimiento. Acabábamos de llegar al rancho de Vicente, ellos nunca habían estado aquí, por lo que los gemelos miraban todo.

-¿Crees que la plebe se mejore?- me preguntó Ovidio.

Lo mire alzando una ceja.

-Espero que sí, ella es como una hija para mí, para Alfredo, para Mayito, para Rodrígo- empecé a señalar a todos.

-¡Ovidio!- Adriana llegó gritando haciendo que Kiraz se asustará, e Isma la pusiera detrás de él.

-¿Quien es?- pude escuchar el susurro de Kiraz.

-¿Que hace aquí mija?- Ovidio salió detrás de mi espalda gracias a los jalones de Alfredo. Estaba nervioso, mientras que tenía la fija mirada de Kiraz sobre de él.

-Las niñas querían verte, además ahorita que estamos aquí, y está toda tu familia- dijo sonriendo, pero su mirada se fijó en los gemelos.-¿Nos pueden dar privacidad?- el ceño de todos se frunció.-Es un asunto familiar, no quiero a los del servicio presenté-.

Todos esperábamos la reacción de alguno de ellos, hasta que Kiraz hablo.

-Si- contesto y la vista de todos se fijó en ella.

-Cuando acabe de dar su asunto familiar, se retira de nuestra casa- Isma tomo de la mano a Kiraz, quien solo camino detrás de él.

-Que igualados- Vicente iba hablar, pero de nuevo comenzó a hablar Adriana- Ovidio- mi carnal la miró- Vamos a hacer papás, de nuevo-.

Un verga de Kiraz se escuchó.

Isma.

Justo por eso me preocupaba mucho el que se echarán sus miradas.

-¿Que pasa mi niña?- pregunte viendo cómo se paraba frente de un árbol.

-Me gusta mucho-

-¿QUÉ?-

Agarrenme que se me bajo la presión.

-El Roble, está precioso- dijo y solto la carcajada.

Pinche Kiraz.

-Si ajá- dije yo burlesco.-¿Te atrae Ovidio?

Ella me miró con las cejas alzadas.

-No- desvío mi mirada.

-Valio madres- le dije y ella me vio.- Siempre te trenzas el cabello y me desvias la mirada cuando mientes-.

Kiraz se puso roja.

-El está casado, y tiene hijos, yo no lo sabía, lo juro- dijo y se recargo en mí.

-Aveces sucede así-

Ella asintió lentamente.

-Ismael- la miré.- ¿Nunca me dejaras sola?-.

Mentiría si dijera que no me sorprendió su pregunta.

-Nunca en la vida lo haré, eres el amor de mi alma-ella sonrió y me abrazó, era el primer abrazo que me daba después de todo lo sucedido.

-Ojala también seas el amor de mi alma, hermanito-.

Anduvimos viendo todo el rancho, ni cuenta nos dimos de que horas eran, pues habíamos salido temprano de la casa.

Le había contado como era antes de todo, sobre Zinerva, Romina, mi Tito, mis ninos, mis tíos, inclusive de Néstor y lo que hizo por ella.

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora