Ｅｌｌａ

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Kiraz.

Mire al hombre que tenía a un lado, observé su cadena posada en mi pecho, mire 3 lunares que no había visto nunca, su pecho desnudo subía y bajaba con tranquilidad.

Tranquilidad Arturo y Valdito eran quienes calmaban mi vida en este momento. Mi mano fue directa a su ceja, acaricie lo bellos para luego bajar a sus mejillas.

—Una foto dura más , chula— dijo hablando asiendo que me asustará.

— Para que quiero una foto si te tengo conmigo cada mañana— dije acercándome más a él sintiendo su piel desnuda.—Que te pidan fotos las otras niñas, yo aquí te tengo para mí solita — bese sus labios y sentí como sus manos se fueron a mi glúteos mientras los estrujaba.

—Hijuesuchingada— hablo en medio del beso—Yo no tenía hambre pero nimodillo— dijo y lo mire curiosa.

No me permitió hablar cuando el me acomodo, quedando yo a orquillas sobre de él.

Arturo.

Miraba a la mujer que tenía en este momento brincando sobre mí.

—Dioss...— dijo ella mordiendo su labio mientras aceleraba sus movimientos.

Yo no podía hablar. El placer que estaba sintiendo no me lo permitía.

Tome sus caderas y comencé a embestirla cada vez más fuerte, haciendo que sus ojos se pusieran en blanco, comencé a darle más fuerte, más duro.

Le di una embestida más para salir de ella y ponerme de pie.

—oye..— apenas me iba a reclamar cuando hice que se parará para luego tomas sus piernas haciendo que ella las enredará en mi cadera.

El cuerpo de Kiraz me recibía, lo sentía cada que mi pene resbalaba en su intimidad, ella se aferró a mí cuello y fue entonces cuando la volví a penetrar, subiendo y bajando cada vez con más fuerza, con más velocidad.

••••••



Kiraz.

Habíamos terminado de bañarnos.

Me dolía el cuerpo.

«No emos parado de hacerlo desde que nos mudamos juntos. Es obvio que te duele» pensé.

—Mami— Valdo entro a la habitación.—¿Dónde está mi papi?— me dijo.

—Esta cambiándose mi rey— le di un beso en la mejilla.

—Hoy te miras muy bonita mamita — me dijo haciendo que sonriera.

Nunca lo había mirado directamente a los ojos, me estaba perdiendo en ese café claro que el tenía.

Sus ojos me recordaban tanto a...¿Es posible? El pecho me comenzó doler debido a la frecuencia con la que latia mi corazón.

—Chula, ¿Que paso?— dijo Arturo viéndome.

—Nada— trate de sonreír.

—Ire con mi mamá, llevaré al niño conmigo — dijo mientras me besaba la cabeza y yo asenti.

Su mamá era buena persona. Pero no habíamos congeniado bien, pues por qué según ella yo solo debía velar por un hombre que es Arturo, no por mi hermano que cuando estaba no había más que hacer comentarios de ese tipo.

Mire como salieron mis dos hombres para luego tomar mis cosas y dirigirme al panteón.

Salí en el Jeep de Isma, con gente cuidando mis pasos, pero antes de llegar, me baje y compré unos tacos de birria.