Isma.
Mi corazón latía a madres. La culpa de haber dejado a mi hermanita irse sola, de haberle gritado, todo me estaba consumiendo. El no saber nada de ella o de lo que había pasado era otro gran golpe.
—Isma tranquilo, plebe— Ovidio me miró y luego siguió manejando.
La troca iba a madres, junto con la de mi apa y lo de seguridad.
Llegamos a dónde se supone que había ocurrido todo.
—¿Y la camioneta?- les pregunto mi viejo desesperado, mientras que no soltaba a Romi de la mano, quién lloraba mientras miraba a todos lados.
—Alla está señor— no supe a quien le pertenecía la voz, pero antes de que me dijeran algo más, corrí, la camioneta al parecer había derrapado en la carretera, lo que había hecho que cayera a un barranco.
—¡Ismael! Ten cuidado chingao— mi Nino Rodrigo me grito, mientras que el venía detrás de mi, y todos detrás de él.
—¡¡Kiraz!!— grité una y otra vez, pero no había respuesta.
El aire comenzaba a faltarme, mis lágrimas estaban saliendo y mis manos estaban temblando.
Que Kiraz este bien, por favor San Judas.
—Ismael tranquilo— Serafín, me ayudó a recargarme para poder seguir de pie.
—Todo estará bien, plebe— mi tío Alfredo afirmaba.
Mi tío Mayito y mi Nino Rodrigo buscaban en la camioneta, pero no había nada.
Si bien mi Nino Iván, tenía el porte serio que lo representaba, suspiraba con pesadez mientras que tallaba su cara frustradamente.
Me solté del agarre del Serafín y comence a caminar, detras de unos nopales, estaba el cuerpo de mi hermanita, tirado, su cabeza y la mayoría de las partes de sus cuerpo sangraban con intensidad.
Su blusa estaba desgarrada, mientras que una de sus zapatillas estaba como a dos metros de ella.
Vicente.—Quiero que me peinen 3 kilómetros a la redonda, prepara entradas y salidas de Culiacán, avisa que se cerrarán si no aparece mi hija en los próximos 15 minutos— dije mirando al Chavo, quien solo asintió y todos empezaron a correr.
—Todo estará bien amor— Romina me miró, sus ojos estaban tristes.
—Chente— Iván me habló y casi corriendo fui con él.— ¿Es Isma?— Me preguntó viendo el bulto moverse detrás de unos nopales.
Busque a mi Niño con la mirada y no lo encontré.
Un ruido proveniente de ese lugar nos hizo ponernos alertas, no tarde nada para cuando todos ya tenían sus armas arriba, esperando el momento en que yo les dijera que dispararán.
—¡APA! ¡NINOS!— Isma comenzó a gritar, todos bajamos las armas, Romina fue la primera en correr a su dirección.
—Dios mío— escuche el grito de Romina, lo que hizo que corriera o al menos tratara de hacerlo más rápido.
Iván, Alfredo, Mayito, Rodrigo, Ovidio Serafín e Incluso Néstor y su gente, pararon en seco cuando miramos a Isma salir sin camisa, a Romina ayudándole a sostener algo que aún no sabíamos que era. Mi corazón se rompió de una manera que nunca pensé que podía sentir, o al menos explicar el dolor.
Mi hijo cargaba a Kiraz, quien traía su playera, la pierna izquierda de mi bebé, estaba sangrando, su cabeza, cara, la mayoría de su cuerpo lo hacía, Isma la cargaba como si de una muñequita se tratará, de sus ojos solo brotaban lágrimas, mientras que Romina tomaba una de las manos de mi bebé.
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Ella
FanfictionElla es un ángel en el infierno, pero también es un demonio en el cielo, es diferente, ella es todo menos lo que las personas esperan que sea, ella, es una Zambada.