Prólogo

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●Un día que cambiaría mi vida, pensé.

Estaba en la pequeña habitación de mi casa terminando de empacar para
ir a la universidad.

A mi amiga Camila no la habían aceptado, así que tendría que ir yo sola.

Enfrentarme a las clases, a los descansos sola, sentándome en la biblioteca como una empollona.

"Qué Cliché, pequeña Maddie" dijo mi subconsciente

Viendo cómo los chicos populares pasan con sus chaquetas típicas y se besuquean y hacen chistes gritando.

"Y tú deseando estar con ellos" siguió

Me desperté de mi ensueño cuando mi celular sonó, era Camila.

~¡Hola  Bae!~ dijo ella

~¡Hey! ¿Cómo vas?

~Pues mal porque te vas~ hizo ruido de estar llorando, yo solo reí

~Te podré visitar, o eso creo

~Eso espero, para que me cuides de Ash~ dijo en tono pervertido

~¿Realmente tenías que volver con ese tipo?~ dije en tono de asco

~Me cuidará muy bien y es genial~ siguió con el mismo tono

~Si genial significa quedarse en tu casa gastando tu internet, ensuciando de cerveza y Pringles tu sofá, y saliendo cada noche a un bar SIN tí... Claro, te apoyo

~Pero me comparte de sus Pringles y cerveza, me trae bonos de los bares a los que vá, y el internet que le dí es el de la vecina de al frente

~Tú eres la genial~ dije riendo 

~¡Tú no te quedas atrás!~ reimos~ Hey, te dejo para que empieces tu vida Universitaria

~Dale, seguiremos en contacto~

 ~¡Por supuesto! Adiós~ y antes de poder decir nada, ella colgó

Miré lo que me quedaba de habitación, la cama con un colchón blanco; el armario sin ropa, solo con los ganchos para colgarla; y los demás muebles donde quedaban mi pequeña radio y otras cosas de recuerdos.

Cargué la caja que tenía a mis pies y salí de la habitación.

Al llegar al patio encontré a mi mamá de espaldas a mi, con mi padre al lado acariciando su espalda.

Al frente de ellos estaba el pequeño camión alquilado para que yo pudiera llevar mis cosas.

Me acerqué a ellos, y vi que mi madre estaba llorando, una mano en su boca y la otra en su enorme vientre; sí, mi mamá estaba embarazada, iba a tener una hermanita.

Me miraron con un brillo en los ojos que me llenó de nostálgia

Sin decir palabra, mi madre me abrazó, y yo a ella, veía las lagrimas venir, pero no podía llorar.

Dejé la caja en el piso para poder abrazarla con todo el cariño que salía por mis poros.

-Maddie... -comenzó mi padre acercándose y poniendo una mano en mi hombro-.Tu madre y yo estamos muy orgullosos de tí- y me abrazó

No tuve el valor de decir nada, si abría los labios me pondría a chillar allí mismo; solo lo abracé más fuerte.

Mi madre miró el reloj que tenía en su muñeca izquierda y se secó las lagrimas.

-Hora de irse- me separé de mi padre-. Te extrañaremos mucho-dijo, y miró su vientre; sonreí por eso-.¿Llevas todo?

-Sí, los papeles, las llaves, mi celular... todo

-¿Y las gafas?- preguntó cruzando los brazos

Las gafas, una historia muy larga.

- Sí, mamá, en el estuche de la maleta morada tercer bolsillo- dije y sonreí

-Gracias cariño- dicho eso me abrazó otra vez

Ella me separó y me besó la frente, empinándose sobre sus pequeños tacones y sus manos sobre mis hombros.

-Los extrañaré mucho- dije alzando la caja a mis pies y dirigiéndome hacia el camión, lanzándoles pequeñas miradas a mis padres sobre mi hombro mientras ellos, abrazados en la puerta de la casa, se despedían moviendo la mano.

Me subí al camión con la caja sobre mis piernas, saludé a mi acompañante y le dije  que ya podíamos irnos; él puso las llaves, prendió el motor y nos pusimos en marcha; sería un viaje largo, puesto que me puse a escuchar música.

Llorar no es una Alternativa [University Life]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora